«Había profesiones muy esclavas y la gente joven no ha querido tomar el relevo de sus familias, lo comprendo pero es una pena». Ramón Sánchez es uno de tantos ilicitanos que echan la vista atrás y recuerdan cómo la calle Salvador era hace unas décadas el principal foco comercial del centro de la ciudad, que progresivamente ha ido perdiendo negocios tradicionales y ha dejado de ser tan transitada como antaño. Para devolverle su esplendor a esta céntrica calle, al menos por un día, el museo de Puçol ingenió ayer una actividad al aire libre para recrear en esta calle cómo eran los establecimientos que existían en el siglo XX, para que ilicitanos y visitantes conociesen los oficios que hoy se han perdido o transformado y para reivindicar, también, el papel del pequeño comercio.

El museo de Puçol organizó esta actividad ayer así como una jornada de puertas abiertas en las instalaciones de la pedanía ilicitana con motivo del Encuentro de Patrimonio Mundial, al tratarse del tercer bien ilicitano en ser inscrito en los listados de Patrimonio Mundial de la Unesco. Es por ello que infinidad de elementos que atesoran en el museo se desplazaron a los escaparates de los negocios actuales de la calle Salvador para explicar con fotografías o enseres cuál era la labor que se desempeñaba en cada local.Destacaban figuras como Victorina Penalva, que fue la primera fotógrafa de la ciudad, que se instaló en esta calle donde siguió los pasos de su marido Hermógenes Esquembre, por lo que los visitantes pudieron observar los retratos que la ilicitana tomó en su estudio a lo largo de su carrera hasta que fue su hija quien tomó el relevo aunque terminó cerrando el estudio hace unos treinta años.

Para apoyar el discurso museográfico a lo largo de varios escaparates, unos cuarenta integrantes de la asociación Amigos del Modernismo de Alcoy se disfrazaron de todos los estamentos de la época como el párroco, aquellas enfermeras y el doctor que iba por las casas atendiendo a los pacientes, así como la panadera, el sereno o el espartero, todo para explicar de una forma animada cómo era la vida a finales del siglo 19 y principios del 20 en la ciudad y cómo estaba jerarquizada la sociedad. Decenas de personas aprovecharon para hacerse fotos con los figurantes por el entorno de la calle Salvador.

Repaso

Con infinidad de objetos de la época, quiénes ayer pasearon por este vial recordaron que, por ejemplo, la antigua droguería Pérez Seguí cerró en 1994 tras 77 años de actividad y funcionó como el primer laboratorio de revelado fotográfico en Elche. Otro ejemplo era la antigua mercería Rico, donde colocaron un buzón en el que se depositaban antiguamente todas las cartas a los Reyes Magos, ya que además de vender hilos o botones también distribuían juguetes. En 1897 se fundó la administración de lotería Campello, la primera de la ciudad, pero allí no solo se ha repartido suerte, ya que en los inicios y hasta hace cincuenta años también se vendían sombreros y camisas que ayer se mostraban tras el cristal.

Según José Aniorte, gestor cultural del museo de Puçol, este tipo de actividades son positivas para acercar la labor del proyecto pedagógico recordando el potencial comercial que tenía el centro en su época a través de todos estos elementos, que han sido donados en los últimos años al museo. Por otro lado, la clave con la iniciativa era reivindicar que continúen en activo los pequeños negocios «que hacen ciudad» y se han visto absorbidos en una gran parte por los centros comerciales. Por otro lado, explica Aniorte que los empresarios locales no pusieron reparo en participar en la iniciativa, ya que de hecho les terminó beneficiando porque el entorno estuvo animado todo el día y más concurrido que de costumbre.