El uso del preservativo es cada vez menor entre los jóvenes. Esta es la alerta que lanzan desde la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Elche. Una tendencia que no solo han constatado en consulta sino que han comprobado in situ gracias a los talleres de educación sexual que personal del hospital está impartiendo en todos los institutos públicos de la ciudad gracias a un programa desarrollado junto a la Concejalía de Educación. Entre los motivos que llevan a los adolescentes a rechazar la forma de prevención más segura en cuanto a embarazos y Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) se encuentra, sorprendentemente, «el precio de los preservativos. Nos han dicho que la caja es muy cara, para justificar su falta de uso», señala la doctora Mar Masiá, jefe de la unidad hospitalaria que realiza estas charlas.
Por el momento, apenas han pasado por un par de centros de la ciudad, pero ya se ha fijado un calendario para visitar la totalidad de centros educativos del municipio, con el fin de formar en educación sexual a los jóvenes de 15 años, la edad en la que comienzan a tener sus primeras relaciones sexuales. El objetivo también pasa por elaborar una radiografía de cómo viven estos adolescentes su sexualidad, sus prácticas y concienciar sobre los riesgos que conllevan las prácticas sexuales. Un campo en el que «nos estamos encontrando que pese a que son una generación que tienen toda la información a golpe de click en el smartphone, hay muchas dudas o mitos que pueden perjudicarles seriamente», añade la doctora Masiá.
Uno de ellos está relacionado con la píldora anticonceptiva, ya que «muchos creen que además de prevenir contra el embarazo sirve de barrera contra otras ETS», añade Masiá, algo completamente falso. El método más seguro a la hora de mantener relaciones sexuales es el preservativo, pero el precio no es la única barrera, ya que esta desinformación y la pérdida del miedo a contraer estas enfermedades de transmisión sexual, también contribuye a bajar la guardia de los adolescentes.
La parte positiva es que se han roto tabúes a la hora de hablar de sexo, y aunque es algo que los adolescentes no hacen con sus padres y madres, «sí preguntan mucho durante los talleres, se muestran muy participativos y se nota que tienen interés en la materia», señala Masiá.
Cuanto antes mejor
Desde el hospital recuerdan que el fomento de la educación sexual es muy importante para el desarrollo de la conducta de los adolescentes en esta materia, y «cuanto antes empecemos a inculcarles la necesidad de relacionarse sexualmente de una forma segura, más inculcado les quedará y reduciremos riesgos». En este sentido, recuerda que en los últimos años están creciendo los diagnósticos de las ETS en la Unidad de Enfermedades Infecciosas, especialmente entre la gente más joven.
Por eso, insisten desde el hospital, es muy importante trabajar en la concienciación, «especialmente entre los grupos de riesgo, que son hombre que mantienen sexo con hombre, trabajadoras del sexo, o gente que tiene muchas parejas sexuales y/o mantiene relaciones sexuales sin protección». Para una mayor incidencia de la educación sexual, también señalan que los padres y madres deben abordar el tema con sus hijos con naturalidad, explicando todos los riesgos e incluso si fuera necesario facilitando preservativos.
