La campaña de educación ambiental «Mars sense plàstic» está calando cada vez más en el instituto Victoria Kent de Elche. Arrancó el pasado curso, pero la idea es que siga replicándose en los siguientes, ya que el objetivo nos interesa a todos: que nuestros mares estén libres de plásticos y microplásticos.

No en vano, el pasado sábado, más de un centenar de alumnos, acompañados de docentes y familiares, se trasladaron hasta la playa ilicitana de El Pinet y, divididos en grupos, retiraron plásticos y otras basuras de la pinada. Y en la playa, gracias a tamices elaborados en el aula de Tecnología, o incluso llevando de casa los coladores que utilizamos en la comida, filtraron la arena para recoger los microplásticos o elementos pequeños similares. Huelga decir que recogieron varias bolsas de desechos que, muchas veces, sin darle importancia, dejamos en nuestras playas, dunas y pinadas.

«'La revolución de los coladores' lo llaman los alumnos, quienes, los más mayores, entre cuarto de ESO y segundo de BAT, hacen de guía a los más pequeños. Son guías voluntarios de un proyecto en el que está inmerso todo el centro, todos los departamentos», explican Olga Tortosa y Susana Gil Megías, ambas del departamento de Biología y Geología, desde donde se ha diseñado esta campaña transversal.

Este proyecto de centro tiene cuatro fases: formación del alumnado, divulgación fuera y dentro del instituto mediante charlas, sensibilización y actuación. La jornada del pasado sábado en El Pinet y la de la semana pasada en el cabo de Santa Pola y la playa del Carabassí, donde además se realizó un itinerario ambiental, forman parte de esa fase de actuación.

El trabajo de campo ha permitido recoger miles de colillas y trocitos de plásticos. «Algunos de los residuos nos los hemos traído al centro para hacer materiales artísticos en el aula de Plástica, como un mosaico o un collage para, a través de una exposición, dar visibilidad a este problema», indican desde el departamento de Biología y Geología, quienes están muy agradecidos a la implicación del resto de departamentos, docentes y familias de alumnos. De hecho, cada vez tienen más voluntarios.

Innovación educativa

Este proyecto global de centro también ha sido seleccionado en el programa de innovación educativa Ósmosis de la Universidad Miguel Hernández. Esto, entre otras cosas, ha permitido a un grupo de alumnos acudir al campus de Elche para en uno de sus laboratorios de Biología Aplicada comprobar cómo los peces que compramos en el mercado para comer en casa portan en sus intestinos microplásticos.

Expertos biólogos, como por ejemplo Alfonso Ramos, catedrático de Biología Marina de la Universidad de Alicante, uno de los expertos que trabajó para la creación de la reserva marina de Tabarca, están dando charlas sobre pesca o nuevas especies introducidas en nuestros mares, mientras que los alumnos también imparten pequeñas clases explicando los valores naturales del mar y el impacto del hombre; o creando materiales didácticos, todo ello incluido en la fase de divulgación.

En cuanto a la fase de sensibilización, el centro está intentando que progresivamente traerse el almuerzo signifique dejar de usar el papel de aluminio y optar por la cantimplora rellenable, además de que la comida sea saludable y sin elementos procesados, con el fin de generar la menor huella ecológica posible.

«La solución al problema de los plásticos comienza con pequeñas acciones diarias en los patios del centro», indican desde este instituto, donde en Lengua y Literatura se hacen poesías sobre el mar y en Matemáticas se calcula la superficie que ocupan los residuos. Un instituto, en definitiva, que persigue poner su granito de arena en favor de la ecología desde ya mismo.