Este pasado 5 de febrero nos dejó inesperadamente, sin tiempo para una mínima despedida, nuestro querido compañero, José Antonio Berenguer Galvañ, enfermero en el Hospital General Universitario de Elche desde su fundación y supervisor de enfermería de la 4ª planta del hospital.

José Antonio, Jose para todos sus amigos, pacientes y familiares, era de Aspe y, como tal, un enamorado de su pueblo y de sus gentes. Ha sido una persona entrañable y cercana, inteligente y trabajador, amable y dispuesto a ayudar a todo el mundo, con esa manera especial de ser jefe que predica con el ejemplo y consigue implicar a todo el mundo.

Estudió la carrera de Enfermería en la Promoción 1972-75, una de las primeras de la provincia de Alicante, y ha formado parte destacada de esa magnífica generación de enfermeros modernos, que han mejorado espectacularmente la asistencia sanitaria en nuestro hospital y en toda España. Fue uno de los fundadores del hospital, entrando a trabajar en el año 1978 y siendo elegido para el cargo de supervisor de enfermería de la 4ª planta del hospital desde 1990 hasta su jubilación en 2018.

Es imposible describir en apenas unas líneas su contribución profesional durante estos más de 40 años de trabajo. Todos los compañeros lo reconocían como un profesional altamente cualificado, usuario habitual de las nuevas tecnologías y con buenas dotes para la docencia. Como supervisor de enfermería durante casi 30 años, desarrolló una gestión admirable en una planta compleja de enfermos quirúrgicos, como es la planta 4ª del Hospital, donde desarrollan habitualmente su trabajo las especialidades de Traumatología y Neurocirugía. Siempre se mantuvo activo en cuantas comisiones, programas y grupos de trabajo surgían para mejorar la asistencia de los pacientes. Contribuyó especialmente a modernizar todos los protocolos de cuidados de enfermería del paciente quirúrgico y de seguridad del paciente, entre los que cabe citar el Protocolo Infección Quirúrgica Zero, el Programa INCATIV de catéteres venosos y el de prevención de las úlceras por presión. Jose nunca dijo que no a una buena causa.

A todo ello le ayudó mucho su carácter paciente, amable, constructivo, siempre provisto de sentido del humor y de cierta retranca aspense. Pero esta apariencia amable escondía una constancia y una voluntad de hierro. Jose era un conseguidor, un solucionador de problemas que hacía equipo y conseguía que todos trabajaran mejor. Aunque nunca fue amigo de homenajes, aceptó resignado en 2018 el Premio del Colegio de Enfermería de Alicante, que le consagraba, junto a otra gran enfermera, su compañera María Pastor, como Mejor Enfermero del año.

Te vamos a echar mucho de menos, Jose. Me cuenta tu amigo Luis Herrero que saliste del hospital, en tu último viaje, con honores de general, con todos los compañeros haciéndote el pasillo en señal de dolor y reconocimiento. Pocas veces hemos visto tantas señales de duelo y emoción cuando te despedimos en el Tanatorio de Aspe. Orgullosos pueden estar de ti Mari Carmen, tu esposa, y tus hijos, José Antonio y Francisco Javier, porque además de un gran profesional has sido un estupendo padre y un hombre familiar y hogareño.

Ojalá puedas disfrutar ahora, allá donde estés, de tus paseos por el campo, de toda tu música, de las canciones de Queen y de los tangos argentinos. Igual tienes a mano un traguito del wisky y del vino que te gustaban y, quién sabe, a lo mejor puedes seguir observando cómo tus compañeros continúan trabajando como tú les enseñaste. Descansa en paz, compañero y amigo.