A la hora de enfrentarse a un TAC, los pacientes lo hacen con mucha incertidumbre debido al cierto carácter claustrofóbico de la prueba y al hecho de tener que permanecer totalmente inmóvil. Para hacerla más llevadera, reducir estrés y humanizar este tipo de atenciones, el Hospital del Vinalopó ha convertido la sala en la que se realizan estas pruebas en un fiel reflejo del palmeral ilicitano, desde el cielo hasta el techo. Así, ofrece a los pacientes una imagen relajante y a la vez muy familiar.

Esta nueva sala sirve para inaugurar el nuevo TAC de alta tecnología adquirido por el hospital, con un coste de 1,2 millones de euros que permitirá mejorar los diagnósticos, no solo por la mayor calidad de imagen y la alta resolución a la que se pueden ver los órganos, sino también porque permite reducir el tiempo de la prueba y, con ello, la radiación que recibe el paciente. Según explicó ayer la jefa de servicio de la unidad de Diagnóstico por Imagen, Ángeles Franco, «ahora somos capaces de distinguir tejidos que con otros TAC no es posible. Por ejemplo, podemos saber exactamente la composición de los cálculos renales o hacer estudios de perfusión de órganos».

Entre las ventajas de esta nueva maquinaria destaca que cuenta con tecnología de doble fuente. Es decir, está equipado con dos tubos de rayos y sendas bandejas de detectores, cuando lo normal es que incorpore uno solo, lo que permite hacer exploraciones de cuerpo entero en poco más de un segundo a un paciente politraumatizado o explorar el corazón en un solo latido.