Hay que dejar de pensar exclusivamente en términos de crecimiento económico y apostar por el desarrollo, uno sostenible, inevitable y respetuoso porque de ello depende la pervivencia de un planeta que no nos pertenece. Obviarlo no es una opción, de serlo, el final de la vida tal y como la conocemos será una realidad desagradable. La Comunidad Valenciana ha asumido como propios los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por Naciones Unidas y los ha integrado en su gobernanza. El duodécimo, el que se centra en la producción y el consumo responsable, fue el hilo conductor de un desayuno de trabajo en INFORMACIÓN en el que intercambiaron conocimientos y experiencias Paula Tuzón, secretaria autonómica de Emergencia Climática y Transición Ecológica; la responsable de cambio climático en la ejecutiva nacional del PSPV, María Diago; y Beatriz Arribas, encargada de liderar la gestión de proyectos de sostenibilidad de Coca-Cola. Todas ellas coincidieron en una cosa: la clave para que todo encaje en el futuro es la implantación sin paliativos de la economía circular.

La tres comparten máxima: el futuro de la Tierra pasa porque seamos capaces de entender que no hay futuro «sin reducción de residuos, reciclaje de materias primas y reutilización de productos». Hacerle la guerra a la producción de envases de un solo uso es un concepto que jalona el discurso de las dos representantes públicas, uno que tiene en la información, la inversión y la transparencia tres pilares inexcusables.

Para que el mensaje acabe calando en la sociedad es imprescindible que la tarea de divulgación no se detenga y sea efectiva de manera trasversal, que los consumidores sean conscientes del poder que tienen, que si ellos apuestan por la sostenibilidad, a las compañías no les quedará otro camino que seguir esa estela para poder evolucionar.

«Los negocios tienen que ser sostenibles y para ello necesitamos información real del impacto que tienen las cosas que hacemos como compañía. En este sentido, la consulta a expertos medioambientales es imprescindible. No podemos dejar solos a los consumidores, hay que acompañarles, darles información detallada en las etiquetas para que tengan oportunidad de elegir», argumenta Arribas, que entiende que, para que eso sea posible, la colaboración entre los estados, las administraciones y las instituciones con el sector privado es obligatoria.

«El poder del consumidor condiciona todas las políticas públicas y buena prueba de ello en la reforma de la Política Agrícola Comunitaria (PAC). La lucha contra el cambio climático exige una revolución cultural, un cambio en el modelo educativo, divulgativo... Tenemos que dejar de usar la palabra crecimiento para referirnos al beneficio y cambiarla por desarrollo», asevera María Diago, algo a lo que Paula Tuzón apostilla: «El desarrollo debe ser viable para que la transición ecológica pueda ser justa. Para que eso ocurra, necesitamos que las etiquetas que llevan los productos sean sinceras, que si algo dice que procede de agricultura ecológica lo sea de verdad y no porque cumpla solo dos o tres exigencias», aclara con rotundidad la secretaria autonómica de emergencia climática.

La representante del Consell anticipó la presentación inminente de la nueva ley de cambio climático y energía «que debe ser el paraguas que singularice nuestro territorio. Gracias a ella, podremos liderar el empleo de energía solar en España y potenciar una fiscalidad verde que favorezca, por ejemplo, a los usuarios de los ecoparques». Tuzón avanzó en la implantación de una ley de economía circular que incluya un plan integral de residuos que acabe con los envases de un solo uso y cree un marco normativo que facilite las inversiones. En sus propias palabras, «conseguir que aprendamos a vivir con menos» Para ello, la secretaria autonómica deja claro que, con el Botánic, «todos los contratos públicos requerirán ajustarse a un pliego de condiciones que se ciña plenamente a los ODS». Según Paula Tuzón, las política de fiscalidad finalista «permitió a la Comunidad reciclar un 22% más de vidrio que el año anterior, una cifra récord que esperamos que no pare de crecer».

María Diago refrendó las palabras de su compañera de coalición en el Consell y fue más allá: «Lo primero que hicimos fue declarar el estado de emergencia climática en la Comunidad porque nuestro territorio está en el epicentro del cambio. Eso nos pone como tarea aumentar la ecoeficiencia y reformar el concepto de producción ecológica, acotarlo y revisarlo al 100% para impedir que al ciudadano le lleguen falsos productos ecológicos. Debemos propiciar mecanismos de cooperación por encima de los de competencia porque el PIB de los países no puede olvidarse de las personas, hay que poder devolverle a la naturaleza lo que nos da», apostilló Diago.

«Las empresas deben medir sus beneficios atendiendo a factores humanos, no solo económicos, porque los recursos del planeta son finitos y las empresas han de asumir que la transición ecológica es inevitable», reitera Tuzón, convencido de que buena parte del futuro del planeta pasa por «reducir el número de vertederos e incrementar plantas de tratamiento de residuos como las de Villena, Benidorm o El Campello».

Beatriz Arribas tiene muy claro que el usuario debe entender que «el plástico no es un residuo, no es desecho, el plástico es una materia prima reciclable y hay que tratarla como tal», subraya la responsable de la multinacional. Tuzón insiste en que un buen instrumento para concienciar a la ciudadanía de la importancia de dar un uso correcto a los envases «es el etiquetado». «Debe ser preciso y directo, y estaría bien que, por ejemplo, reflejara lo que le cuesta al fabricante elaborar el producto y cuál es su precio final en la calle. Se deben premiar las buenas prácticas tanto empresariales como ciudadanas, incentivarlas, porque la reducción de residuos, además de primordial, es una cuestión de supervivencia».

Coca-Cola se compromete a recuperar en 2025 el 100% de los envases que produce

Pionera en muchas cosas, referencia mundial desde hace más de un siglo, a la vanguardia en el traslado de mensajes al gran público como pilar fundacional, Coca-Cola evoluciona con el tiempo que vive. La multinacional , que se autoimpone como política de empresa no elaborar publicidad para menores de 12 años, es consciente de que las grandes compañías juegan un papel fundamental en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por Naciones Unidas. «Damos respuesta al ODS12 desde tres áreas: envases, clima y cadena de suministro», explica Beatriz Arribas, responsable de gestión de proyectos de sostenibilidad.

En este sentido, la directiva de Coca-Cola European Partners asegura que trabaja para que su marca sea capaz «de recoger, desde 2025, todos los envases que produzcamos, que ahora mismo son 99,6% reciclables. Todas nuestras plantas ya usan energía 100% renovable y queremos emplear en la fabricación de nuestros productos el 100% de materias primas sostenibles». Arribas considera indispensable «eliminar los plásticos innecesarios o difíciles de reciclar de forma gradual y crear envases lo más ligeros posible», un horizonte indispensable para la multinacional.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU: Producción y consumo responsable

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU: Producción y consumo responsable

«Entendemos la sostenibilidad desde una perspectiva 360, desde todos los lados posibles, de un modo trasversal, hacemos una apuesta por la economía circular, por controlar botella a botella para no generar residuos», defiende Beatriz Arribas. «Se trata de generar riqueza, de generar empleo, pero con un impacto positivo para el planeta, hay que preocuparse del producto más allá de la venta, qué hacer con él una vez ha llegado al cliente. Coca-Cola es líder en responsabilidad», recuerda la representante de la marca que hizo inmortal el eslogan «la chispa de la vida».

«Asumimos un reto enorme porque necesitamos que los objetivos por los que trabajamos se puedan cumplir en todo el planeta. Somos activistas en esa lucha, y lo hacemos implicando en ello a nuestros trabajadores, primero, y a la sociedad. Para ello debemos ser firmes en la descarbonización. Ya hemos sido capaces de reducir un 50% nuestras emisiones directas», defiende Arribas. «El marco político debe favorecer este camino, se necesitan pautas de buen gobierno extensibles a todo el globo. La colaboración público-privada es fundamental para lograrlo, lo mismo que la transparencia en la política de comunicación, que tiene que ser muy responsable. Nosotros, en este sentido, tenemos muy claro que no podemos hacer publicidad para menores de 12 años. El modelo productivo ha cambiado y ya no son entendibles las políticas opacas de comunicación», argumenta convencida la responsable de sostenibilidad de Coca-Cola European Partners.