En estos momentos en que recibimos tanta información acerca de la pandemia que está afectando en mayor o menor medida a prácticamente todo el mundo, me ha llamado la atención la escasa repercusión de una noticia que considero positiva, al menos por la actitud de humanidad que significa en un mundo tan deshumanizado. Me refiero al salvamento que las autoridades cubanas llevaron a cabo del transatlántico inglés MS Braemar, que llevaba ya anclado en el Caribe cinco días intentando encontrar un puerto en el que atracar y en el que viajaban 600 pasajeros en su mayoría británicos, entre los cuales había cinco infectados del Covid-19, además de otros 52 que padecían síntomas.

La administración estadounidense puso todas las trabas para que el barco pudiera atracar en un puerto norteamericano, a pesar de las gestiones de la diplomacia británica. Fue el gobierno de Cuba quien resolvió el tema aceptando la entrada del barco en el puerto de Mariel en La Habana, teniendo en cuenta que en el transatlántico no viajaba ningún ciudadano cubano y se preparó en combinación con la embajada del Reino Unido la salida de estos pasajeros rumbo a Gran Bretaña. La operación fue rápida y los pasajeros se mostraron sumamente agradecidos a la actitud humanitaria del pueblo cubano. La administración de Cuba considera que a nivel mundial deber haber un esfuerzo compartido por todos para atajar este grave problema.

También creo que se presta poca atención a los esfuerzos que el servicio de sanidad de Cuba realiza para contribuir a la solución de este problema. Algunos pueden pensar que con estas líneas estoy contribuyendo a la defensa del régimen cubano. No soy nada sospechoso de querer contribuir a la propaganda proregimental, pero lo cortés no quita lo valiente y se ha de reconocer la actitud humanitaria de Cuba, puesta de manifiesto en tantas causas y este caso es un ejemplo de ello. A veces he comentado con amigos cubanos que tal vez esta actitud de solidaridad del pueblo cubano en las causas humanitarias a lo largo y ancho del mundo, puede parecer una misión quijotesca y tal vez algo tenga que ver en ello la figura de este personaje de ficción; se ha de recordar que el primer libro que se imprimió en una edición masiva tras el triunfo de la revolución, fue la novela de Cervantes y ya sabemos que entre las misiones de aquel personaje de ficción estaba la de "socorrer a los menesterosos".

Sin duda muchos ven en esa actitud falta de realismo, de sentido práctico en la vida, pero ya ven que, para tener un sentido cabal de la realidad, no solo hay que tener los pies en la tierra, sino también saber mirar más allá del momento inmediato, lo que en este caso significa mantener altos los ideales humanitarios. El ejemplo de Cuba merece destacarse. La altura de miras ha sido la solución realista que las personas concretas varadas en alta mar necesitaban, frente a lo menos práctico como era el practicismo de la administración norteamericana que no solventó nada.