La historia del negocio se remonta a 1901, cuando «Casa Barceló» abrió sus puertas en el centro de Elche, en la calle Empedrat. Fue en 1932 cuando pasó a manos de la familia Villalobos, aunque durante muchos años siguió siendo reconocido popularmente como «Barceló». Sus propietarios nunca pensaron que se convertiría en un lugar tan simbólico para los ilicitanos.
Vicente Villalobos, actual dueño, ha estado cincuenta años detrás de la barra, poniendo tercios y tapas mientras su familia, con mimo, elaboraba los bocadillos de atún, anchoas y tomate. Por este bar han pasado niños que ahora son padres, padres que ahora son abuelos y abuelos que no podrán volver a reunirse con los suyos en este lugar tan emblemático en la ciudad.
En la campaña «El penúltimo Villalobos» también participan el chef y dueño del restaurante Mestizaje, Tomás López, y el propietario del puesto Aceitunas y Encurtidos Félix J. Bernal. Los tres vídeos que forman del anuncio municipal quieren mostrar que, pese a que el Villalobos cierra por jubilación, las nuevas generaciones se abren paso y en los comercios de Elche se puede encontrar productos de la misma calidad y bares con el mismo espíritu de satisfacer al cliente que en el Villalobos. «La única receta del éxito, que sigáis viniendo cada día al comercio tradicional», expresó Vicente, durante la presentación de la campaña.
Es por ello, que uno de los mensajes que lanza la iniciativa es que hay que seguir yendo cada día a nuestros comercios locales para que no volvamos a tener que despedirnos de los bares y comercios que nos han visto crecer.
El edil de Comercio, Félip Sànchez explicó que «nace como homenaje a la familia Villalobos, que representa una manera de hacer comercio y hostelería. Con pocos elementos crearon una marca que cautiva a generaciones de ilicitanos e ilicitanas». Además, destacó que a la vez sirve para poner en valor el comercio y la hostelería local, que «trabajan duro cada día para ofrecer la mejor experiencia de compra a la clientela con nuevos productos e ideas, con garantía de confianza». Existen dos tipos de personas; a las que les gustan las despedidas, y las que no pueden ni oír hablar de ellas. En el caso del bar Villalobos, ningún ilicitano estará contento por decirle adiós , y mucho menos sin poder saborear por última vez la mezcla del atún y las anchoas de sus bocadillos. La razón es que no podremos tomar nunca el último Villalobos, porque está en nuestros mercados, en nuestros comercios y en nuestras casas. El último Villalobos lo hacemos los ilicitanos.
