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De ángeles, calles y magranas

Ilicitanos decoran balcones con guirnaldas que reproducen una de las imágenes más tradicional del Misteri hecha con goma eva

Los ángeles que se pueden fotografiar en las calles Sant Jordi y Ángel, en Elche. aNTONIO AMORÓS

Cuenta la ilicitana Lolita Marchena, quien fue durante años una institución como funcionaria de los juzgados, que no recuerda en los últimos 72 años una vez que no haya acudido al Misteri d'Elx. «Yo creo que todos los días he ido», recuerda con orgullo y parece que se le vayan a saltar las lágrimas. Ha estado en todos, menos en este porque el covid ha suspendido una de las tradiciones ilicitanas por excelencia y patrimonio de la Humanidad, declarado por la Unesco en mayo de 2001.

Esta semana, los ilicitanos no han podido disfrutar de esta antesala que era la prova de veus, en el salón de plenos del Ayuntamiento, donde los escolanos ponían a prueba sus voces; ni la prova del ángel, viéndoles bajar de la magrana desde el cielo de la basílica. Por cierto, un nieto de Lolita, de 11 años, ya sabe lo que es no tener vértigo pues participó en las representanciones del drama asuncionista en 2019. Pero el Misteri va a estar presente y no solo en sus corazones, también en las calles, como Sant Jordi, y en otras próximas como la calle Ángel. Si uno mira hacia arriba verá colgando de balcones o cruzando la vía de un lado a otro unas pequeñas figuras, unos ángeles de goma eva, un producto ultraligero utilizado para la fabricación de suelas para el calzado, que nos miran desafiantes y que nos recuerdan, de algún modo, que Elche nunca se puede olvidar de su Misteri.

Lolita es una mujer de recursos y con capacidad de convencimiento. Suya fue la idea de diseñar un ángel, «que vi en algún escaparate», al cual añadió una palma, uno de los símbolos de la representación, y al que dibujó junto a una magrana, el aparato aéreo que abre las representaciones y que es uno de los símbolos más entrañables. El resto fue convencer a otros vecinos tan animosos.

De este modo, más de medio centenar de ángeles surcan el cielo, sin peligro alguno para los viandantes, aunque un par, por efecto del viento, ya han caído de los balcones. Pero su peso es tan liviano que lo han hecho como si se tratara de auténticos ángeles. Durante estos días, asegura, ha pedido algo más de goma eva porque, cuanto más ve surcar el cielo y mecerse al son de la brisa, más tiene la sensación de que están cantándole, que les están acompañando, que van a ver a la Virgen, a anunciarle su muerte, dando paso, así, a uno de los misterios de Elche.

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