Aunque no haya este mes de agosto Misteri d'Elx, sí se elaborará y habrá palma de San Juan. Así será puesto que es uno de los elementos imprescindibles que, pese a la pandemia, debe acompañar siempre a la Patrona de Elche.
Y como año especial que es se ha decidido además que el ejemplar que acompañe a la Virgen los próximos días 14 y 15 de agosto y luego en las salves hasta el 23 de este mes, se conserve íntegramente, sin deshojar. Así las cosas, se guardará en el Museo de La Festa, a escasa distancia de otra de las palmas también significativas que suponen todo un símbolo: la palma de San Juan del año 1935, antes de que las representaciones del Misteri se interrumpieran por la Guerra Civil. No habrá escenificaciones, no habrá procesión de la Virgen... en definitiva, no habrá multitudes en torno a la Mare de Déu, pero ésta seguirá estando en la basílica de Santa María y, además de su manto y su corona, no puede faltar la palma de San Juan, uno de los principales símbolos del drama asuncionista.
Es uno de los elementos coprotagonistas en este drama sacrolírico y tiene un importante papel, desde que baja con el Ángel en la Magrana hasta que sus hojas son repartidas entre el público al finalizar las escenificaciones.
Así por ejemplo, en la primera parte del Misteri, La Vespra, la palma pasa por las manos del Ángel y María para acabar en las del apóstol San Juan, con la que entonará bellos cánticos. En la segunda parte del Misteri, en La Festa, San Pedro bautiza a los infieles, judíos, tocándoles sus cabezas con esta palma dorada. En esos momentos quedan milagrosamente curados y aquel judío que quedó con las manos engarfiadas junto al féretro consigue moverlas, cayendo inmediatamente de rodillas.
La palma representa la protección y así lo explica el docente y experto Héctor Cámara en el segundo capítulo de la serie, que se difundió ayer precisamente en las redes sociales, impulsada por el Patronato del Misteri y dirigida por el montador, guionista y realizador Pablo Más, quien además es Mestre de Ceremonias suplente.
Habitualmente, para el ciclo de agosto del Misteri se suelen preparar hasta seis palmas doradas, con elementos de oropel adheridos, y listas por si alguna, durante las representaciones, resulta dañada.
Normalmente, la palma del 14 y 15 de agosto suele ser la misma, dotada de más oropel y adornada con el lazo azul, es decir, el color de la Virgen.En los días más importantes, la palma dorada puede tener hasta más de tres metros de altura y suele ser un ejemplar de gran calidad: menos flexible y con mayor hoja.
La familia Antón suele ser la encargada de prepararlas, siempre a mano, de forma tradicional, y prácticamente dos días antes de que inicien las representaciones.
Los ejemplares soportan mucho trabajo: en ocasiones pasan por muchas manos y además tienen que aguantar las altas temperaturas, tanto en el templo como en la Procesión de la Virgen. Por eso, incluso la noche antes la palma más especial reposa en la Casa de La Festa, bajo el aire acondicionado para que no se reseque y para que esté perfecta.
