Las obras de peatonalización de la Corredora avanzan a buen ritmo con el objetivo de que los trabajos estén finalizados para el próximo 3 de noviembre, tres meses después de su inicio. Uno de los aspectos más ambiciosos de este proyecto lo representa la profunda transformación que va a experimentar la Plaça de Baix y que, a buen seguro, dejará con la boca abierta a los ilicitanos que la pisen por primera vez. La propuesta para este emblemático emplazamiento pasa por la creación de una plaza con identidad propia a partir del motivo íbero ilicitano que se utilizaba antiguamente en la cerámica.

Los responsables del proyecto buscan que se pase de una plaza llena de elementos urbanos en la que reinaba el caso a un nuevo espacio liberado que permita dotar de más protagonismo tanto al ciudadano como a la cultura local. La nivelación de la altura del pavimento en toda la plaza y su continuidad hacia la Corredora permitirán un eso más flexible y cómodo de este entorno. Despojada la Plaça de Baix de todo el mobiliario urbano (marquesinas, kioskos, maceteros…), sí que se mantendrán los elementos vegetales: los árboles para que produzcan un mayor confort térmico y las dos palmeras que están situada frente al Ayuntamiento como símbolo de identidad.

Las obras de la Corredora avanzan a buen ritmo y se cumplen los plazos. Antonio Amorós

Una de las características más impactantes que presentará la nueva Plaça de Baix será la de su pavimento inspirado en la cerámica íbera ilicitana, que quiere ser un fiel reflejo de la cultura de los pueblos antiguos que habitaban Elche. Las características técnicas y decorativas de la cerámica permitirán definir un área de gentes culturalmente vinculadas a la provincia de Alicante y, también, a Murcia. Para plasmar este diseño sobre el terreno, los operarios que trabajan desde agosto en la plaza utilizan adoquín portugués de dos colores: crema marfil y rojo Alicante.

En las diferentes calles que se van renovando en Elche el Ayuntamiento apuesta por el granito como material predominante. No ocurre así con los puntos más singulares de la ciudad, en los que se utilizan otros materiales, como sucede en el caso del entorno del paseo de Les Eres de Santa Llúcia. «En la Plaça de Baix estamos utilizando un pavimento portugués que se adapta muy bien a las características del terreno y a la forma que le queremos dar», explica a pie de obra el proyectista de la peatonalización de la Corredora y la principal plaza ilicitana, Paco Fuster.

Dada la importancia que tiene la plaza, el Ayuntamiento, promotor de la obra, pidió que el suelo se decorara con un dibujo reconocible por la ciudadanía pero que no despertara ningún tipo de polémica, motivo por el que se decidió recurrir a los orígenes íberos de Elche. Para plasmar el proyecto se utilizan hojas de canto de vasijas y se ha creado un despiece repetitivo a través de octógonos. En cada uno de estos octógonos se sucede el dibujo de hojas de yedra característico de la pintura íbera. Para su colocación se ha optado por crear una cuadrícula blanca con el mármol crema marfil, una alineación perfecta que ocupa toda la plaza en la que se han dejado vacíos para colocar las figuras que presentan más dificultad. En total, el espectacular mosaico está formado por 600.000 piezas.

Las obras de la Corredora avanzan a buen ritmo y se cumplen los plazos. Antonio Amorós

Pruebas previas

Antes de iniciar la colocación definitiva de las piezas se llevaron a cabo diferentes pruebas con el montaje de las hojas de yedra hasta llegar al modelo más óptimo. «El mérito lo tienen las cuadrillas que hacen la instalación, estamos muy contentos con su trabajo, que es de artesanos y requiere de mucha paciencia. Para la colocación han tenido que ir aprendiendo sobre la marcha porque están ejecutando un oficio que no existe», asegura Fuster. La velocidad de la obra dependerá de la cantidad de operarios que trabajen en ella, siempre con la meta del 3 de noviembre en el horizonte. «La Corredora va a buen ritmo pero esto requiere de más tiempo», añade el responsable del proyecto.

Conforme avancen los trabajos en la Plaça de Baix se irán abriendo diferentes zonas para permitir su uso. En la colocación del mosaico de adoquines han estado trabajando hasta la fecha nueve pavimentadores y, a partir de esta semana, se ampliará el número de profesionales hasta alcanzar la quincena. «Ha costado arrancar pero los operarios ya le han cogido el punto a un trabajo que no es nada habitual», señala el jefe de obra, Vicente Cerdá. «Nos vimos diez días antes para planificar el trabajo sobre el terreno y lo más difícil fue poner en marcha la actuación en la plaza. Ahora el ritmo es bueno y el resultado final también lo será», apostilla Fuster.

Al margen del espectacular mosaico, el proyecto contempla dejar lo más despejada posible la Plaça de Baix para que pueda acoger de la mejor forma los diferentes actos que se van sucediendo en ella a lo largo de todo el año, convirtiéndola en un espacio diáfano. «Es la plaza mayor de la ciudad y, como tal, queremos que sea el lugar de concentración de los ilicitanos. Es un espacio muy grande al que no se le sacaba todo su potencial hasta la fecha», concluye el arquitecto municipal, Julio Sagasta.