Varios clientes en el interior del establecimiento durante el último día de actividad. MATÍAS SEGARRA

«Para mi era algo emblemático en el centro y siempre aprovechaba el paseo para entrar a ver alguna cosa nueva. Para Amancio Ortega no sé qué supondrá pero sentimentalmente es una pérdida grande para la ciudad». A María Pilar Carvajal se le encogió ayer un poco el corazón al conocer el cierre definitivo de Zara, la tienda insigne del grupo Inditex que desde hace quince años ha estado emplazada en el antiguo cine Capitolio, y en la pasada jornada bajó la persiana para siempre.

El cierre de esta franquicia debido a la nueva estrategia comercial del grupo Inditex, que supondrá el cierre de hasta 300 tiendas en España próximamente, supone una herida para el núcleo histórico ilicitano. Con este negocio fuera del mapa se pierde uno de los mayores atractivos que tenía el centro, y ahora esta pérdida supone un jarro de agua fría en unos momentos en los que precisamente se intenta revitalizar la arteria comercial de la Corredora con la peatonalización.

El alcalde, Carlos González, ya anunció hace unos días que van a intentar negociar con la firma para que el edificio recupere un uso cultural, aunque hasta el momento no han trascendido detalles sobre estas intenciones.

Lo que está claro es que este cierre ha generado malestar entre los ilicitanos porque ya es otro negocio más que abandona el entorno de la Corredora. Zara sólo se mantiene en l'Aljub y el centro de la ciudad a partir de hoy se queda sin firmas del grupo Inditex tras la marcha en los últimos años de Massimo Dutti, Oysho, Bershka o Pull and Bear. Todos aquellos vecinos consultados por INFORMACIÓN coinciden en que se tiene que buscar una salida para el edificio antes de que termine cerrado y sin futuro, como ocurrió por unos años antes de que la firma de ropa adquiriese este inmueble histórico de mediados del siglo XX.

Para las personas de edad más avanzada la clausura de las instalaciones les genera una cierta tristeza porque recuerdan su juventud asistiendo al cine Capitolio y ahora vuelven a «sufrir» por segunda vez esta ausencia en la calle Trinquet.

Las sensaciones entre los jóvenes son algo diferentes. Hay quiénes consideran que esta zona comercial había decaído en los últimos años y se trataba de cuestión de tiempo que cerrase. «Tengo la sensación de que en l'Aljub traían más variedad y para mi es más cómodo ir al centro comercial», reseña Vanesa Giménez. Por otro lado hay quiénes creen que al margen de la decisión económica que ha tomado este grupo, las administraciones tienen que dar facilidades para que las empresas se instalen en el centro. «Hay que preguntarse por qué ha cerrado Zara. Creo que como empresa ha hecho lo que tenía que hacer pero son ya otras grandes firmas las que nos han ido abandonando, tiene que haber algún incentivo para revitalizar esto porque si no morirá lo que hay alrededor, como por ejemplo la hostelería», señala Gaspar, otro ilicitano de la zona centro.

La emoción era tal ayer que incluso se veían ciudadanos haciéndose fotos a la salida del establecimiento para inmortalizar el día. A las 21.30 horas las luces del antiguo cine se apagaron sin fecha para volverse a encender. El pronóstico en cuanto al personal parece claro y es que la treintena de trabajadores se reubicarían en otras tiendas de la provincia para que se respeten las condiciones de conciliación familiar, explicaban desde la sección sindical de CC OO del comité de empresa.