El cronograma que este mes entregó el alcalde de Elche, Carlos González, al presidente de la Diputación, Carlos Mazón, para la ejecución en la ciudad de la Palacio de Congresos condiciona las posibles ubicaciones al punto de que todas las soluciones apuntan sí o sí al solar de J'Hayton, en el barrio de Carrús, sin que existan alternativas. El documento, al que ha tenido acceso al periódico, que el regidor entregó al responsable de la institución provincial para su firma, establece que la ubicación del edificio debería tener, a día de hoy, una «clasificación urbanística adecuada, estar libre de cargas y con una edificabilidad no menor de 14.000 metros cuadrados de techo». Y de todos los emplazamientos posibles -que desde el equipo de gobierno aseguran que serían un máximo de tres- solo hay uno que los cumple todos: el que quiere el equipo de gobierno (PSOE y Compromís) para relanzar social y económicamente el barrio de Carrús. Su firma directamente arrincona otras opciones, como la consabida del aparcamiento de Candalix (por la que apuesta el grupo popular y, aunque más tímidamente, una parte del empresariado que se pronuncia por una tercera vía). Y esto es así porque ni todo el suelo de Candalix es municipal ni tiene la clasificación urbanística adecuada, pues se encuentra dentro del perímetro de protección de la Ley del Palmeral, con lo cual tampoco se podría llegar a esos 14.000 metros de techo a no ser que buena parte de los mismos estuvieran bajo tierra.

Pelota

En la última reunión entre Mazón y González este mes, que se ha producido un año después de que ambos se sentaran para intentar acercar posturas, la pelota sobre el proyecto quedó de nuevo sobre el tejado de la Diputación porque González emplazó a la institución a la firma «ya» de un documento lo que suponía un triple compromiso: 1. Financiar el Palacio de Congresos con cargo a los fondos de la institución provincial 2. Cumplir con todos los requisitos que demanda el Ayuntamiento de Elche y 3. Ajustarse a unos plazos de ejecución de la obra marcados por el regidor ilicitano, lo que supone destinar presupuesto para 2021 porque Carlos González quiere que esté concluso con el mandato, en 2023.

La pelota está en el tejado de Mazón porque no ha firmado el documento ni tiene visos de hacerlo a corto plazo, pese a que el regidor le pidió una respuesta que expira este mes con el objeto de evitar dilaciones en un proyecto que, desde que se anunció y todo el mundo dijo que estaba de acuerdo, han pasado casi dos años y a día de hoy no existe ni compromiso por escrito.

Mazón y González se han sentado varias veces a dialogar al respecto pero los discursos de cada uno miran en direcciones distintas. Así, mientras el primero ha intentado incluir desde agosto a la Generalitat para que también financie el proyecto e intenta conseguir un mayor consenso sobre la ubicación tras haber escuchado a organizaciones empresariales y colectivos como Cedelco, la Asociación deEmpresas Turísticas de Elche o Elche Piensa; el segundo no quiere perder un día más y reclama que se cumpla con la promesa que se le hizo sin esperar a informe alguno de la Universidad Miguel Hernández para definir el proyecto, tal y como está dispuesto a pagar el primero buscando tiempo.

El próximo miércoles, 30 de septiembre, vence el plazo para convertir las buenas palabras en voluntad; a partir de entonces puede que sea la política la que interfiera en la ejecución de un edificio del que a día de hoy se sabe muy poco y sigue siendo una promesa que realizó César Sánchez meses antes de unas elecciones.