No hay historia que se pueda considerar feliz que termine con la muerte de un animal por maltrato, pero al menos Ragnar, un mastín descubierto prácticamente agonizando en febrero en la partida ilicitana de Vallongas, cubierto de garrapatas, que pesaba 18 kilos -un tercio de lo que debía para su edad (7 años y 60 kilos)-, ha tenido un magnifico epitafio que la han puesto los agentes de la Comisaría y de la Policía Local que durante siete meses no se olvidaron ni de él ni de su maltratador. Ahora identificado como un vecino de la pedanía, de 55 años de edad, que ha pasado a disposición judicial acusado de un delito de maltrato.

Fue un colectivo en defensa de los animales, Huellas Salvadas, el que denunció el caso después de que cerca de una nave, junto a un contenedor, fuese encontrado prácticamente agonizando y un ciudadano se lo entregara. La imagen del animal, famélico por la inanición, cubierto de gusanos, dio paso a un río de solidaridad del que se hicieron eco medios nacionales.

Durante los diez días siguientes, el colectivo dio cuenta, paso a paso, de la evolución del animal, que fue trasladado a una clínica veterinaria para darle el mayor cuidado. Fue bautizado con el nombre de Ragnar, quizá por el famoso vikingo. Pese a que algunas noticias fueron esperanzadoras y se vio cómo mejoraba en algún video que facilitaron desde el colectivo, a mediados de ese mes en un tuit contaban que había fallecido. Fue una lenta agonía.

Pero aquel día no acabó la historia, al menos para la Policía. Ragnar había sido abandonado junto al contenedor y en una partida del Camp d'Elx donde todos se conocen. Había que comenzar a investigar aunque no era fácil. El covid tampoco ayudó.

Esta semana, el supuesto maltratador, residente en la pedanía y propietario de más animales, fue acusado por estos hechos, que ha negado en su declaración. La Policía cree que tiene suficientes pruebas como para sentarlo en el banquillo. La historia no ha tenido un final feliz, pero al menos el maltratador ahora no puede dormir tranquilo.