Si algo nunca se hubiese imaginado Elvira López García era que podría subir encima de una tabla y flotar entre las olas dejándose llevar. «A mis 43 años he encontrado que este es mi deporte. Era un reto porque me da miedo el mar pero sabía que tenía que probarlo y ahora me permite compartir tiempo con mi marido y mis hijos que también lo practican.». Al igual que esta ilicitana, son muchas las personas y familias al completo que se han aficionado en los últimos tiempos a los deportes náuticos, y en especial al paddle surf. Una modalidad deportiva que no entiende de géneros, edad ni estación, ya que a diferencia de otras puede practicarse los 365 días del año. Muestra de ello es que en temporadas como la actual son pocos los bañistas que se pegan un chapuzón mientras que sí se observan grandes grupos de aficionados y deportistas consolidados que, todos a una, salen un par de veces por semana a nutrirse de las sensaciones que deja el mar encima de una tabla por rincones del litoral como las playas de Arenales del Sol o las de Santa Pola.

Algunos deportistas de todas las edades practicando paddle surf en las playas de Arenales del Sol durante el fin de semana. matías segarra

La provincia de Alicante tiene una de las canteras más grandes de practicantes de esta modalidad aunque no son demasiadas las escuelas que ofertan formación en el litoral. Desde el Club Deportivo Parres, uno de los referentes con varios campeones nacionales e internacionales de paddle surf, indican que en los últimos años se ha producido la mayor consolidación de este deporte y que incluso se ha visto incentivado en los últimos meses con la crisis sanitaria por el covid-19. Según Daniel Parres, presidente del club, las restricciones para entrar al agua durante el estado de alarma y la desescalada motivaron que se multiplicasen las inscripciones de usuarios particulares que se acreditaron para poder usar las tablas sin ser multados, por lo que fue la vía de escape para muchas familias y niños que no podían resistir el estrés del confinamiento. La horquilla más amplia de participantes está entre los 40 y los 60 años, aunque está creciendo el volumen de niños y adolescentes que ya empiezan también a practicarlo, teniendo en cuenta, además, que es una afición «asequible» que puede salir por algo más de 50 euros mensuales con equipación y entrenamiento guiado.

«Puede iniciarse gente con todo tipo de físico y según varios estudios es el que más calorías quema, más que la natación y correr... y las pocas probabilidades de lesionarse son entrando y saliendo de la playa» asevera Daniel Parres. Los hermanos Rafael y Sheila Sirvent Salazar, jóvenes campeones de títulos nacionales de paddle surf, se iniciaron casi al mismo tiempo hace cinco años y coinciden en que la tabla les ha ofrecido el salvoconducto a la desconexión. «Eres tú y tu tabla. Es como estar en una burbuja», Según Rafael. Sheila reconoce que ha mejorado sus hábitos alimentarios y ha aprendido a valorar más a las personas. Cada uno lleva un ritmo. el de Alejandro Alonso, de 48 años, es otro caso. Entrena para el circuito del Mediterráneo y se introdujo en este mundillo hace tres años para combatir sus dolores de espalda y desestresarse tras pasar el día en la oficina.