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El legado del hombre del tiempo

La Agencia Estatal de Meteorología reconoce la labor de colaboración de la familia Agulló y su estación en el centro de Elche

José Agulló, en la estación meteorológica instalada en la terraza de su casa y junto al premio recibido por la AEMET ayer.

La familia Agulló lleva 71 años trabajando con la Agencia Estatal de Meteorología, pasando datos de su estación del centro de Elche de forma desinteresada. Un información muy valiosa para meteorólogos y otros investigadores que aportan de forma desinteresada y voluntaria, sin recibir nada a cambio. Este jueves, la AEMET reconoció esta labor incansable distinguiendo a la familia en sus premios nacionales a la colaboración. José Agulló fue el encargado de recoger esta distinción que se realizó en la sede alicantina de la agencia, debido a la pandemia, ya que normalmente la entrega de estas distinciones se realiza en Madrid.

Jose mostró su satisfacción por el reconocimiento de un trabajo que realiza por pura afición. Una afición, eso sí, heredada de su padre, Francisco Agulló, el conocido meteorólogo ilicitano que falleció en 1998. Su estación, ubicada en pleno centro de Elche, en la cale Alejandro Flores, cuenta con un termohigrógrafo, un evaporímetro, termómetros y barómetros. Cada día, a la 8 hora solar «las 9 en invierno y las 10 en verano» realiza las mediciones que después envía por correo a la AEMET, y que sirve al organismo para hacer sus estadísticas y completar la información con la otra estación automática que dispone en Altabix y la del Aeropuerto de Alicante-Elche, la más importante de la ciudad.

José Agulló, en la estación meteorológica instalada en la terraza de su casa y junto al premio recibido por la AEMET ayer.

Esta labor requiere un compromiso diario «pase lo que pase y aunque el día anterior te hayas ido a dormir a las tantas de la madrugada» cuenta José Agulló. Un trabajo que, sin embargo, no le supone gran esfuerzo ya que lo tiene automatizado. «Siempre lo sigo a quien me dice que esto requiere una gran dedicación. Me levanto todos los días, me lavo los dientes todos los días, la cara... esto ha pasado a ser parte de mi día a día, forma parte de mi vida». No en vano lleva más de 30 años dedicándose a estudiar cada día la temperatura, el estado del cielo, la dirección del viento, el nivel de evaporación, humedad y registrando el volumen de las lluvias.

Equipamiento

El equipamiento utilizado no es el original con el que empezó Francisco Agulló en 1946, unos años antes de comenzar a colaborar con la AEMET, pero sí tiene años de historia. La maquinaria actual data del año 1982, pero sigue dando las mediciones como el primer día. El único inconveniente es que «esta zona ha crecido mucho, antes era el edificio más alto, estaba mucho más despejado y ahora hay otras construcciones un poco más altas», lamenta Agulló.

La familia espera poder seguir realizando estas mediciones por muchos más años, pues el hijo mayor de José, que tiene ahora 15 años, ya ha manifestado a su padre la voluntad de continuar con la tradición familiar. La única espina clavada que se le queda al meteorólogo es «no haber ido a Madrid a recoger el premio», que debido a la pandemia se ha entregado en cada sede regional. Y es que, para los aficionados a la meteorología «ver las instalaciones centrales de la AEMET, todo su equipamiento, y verlo funcionando de cerca, es una barbaridad».

Así, espera poder realizar esta visita en marzo, para ver las entrañas de una gran estación.

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