Dudas y más incertidumbre con las nuevas limitaciones impuestas en Elche desde ayer por la Conselleria de Sanidad para minimizar los contagios de covid-19 tras confirmase la transmisión comunitaria y un incidencia del virus que supera los 200 casos por 100.000 habitantes. Con la entrada en vigor de estas restricciones, la hostelería debe cerrar a las 23 horas y cumplir un máximo de aforo al 50% tanto dentro como fuera de los locales. De igual forma, se ha limitado la entrada al público general en las instalaciones deportivas municipales, al menos este fin de semana, así como a vestuarios y piscinas cubiertas siempre que no se utilicen para competiciones oficiales, por lo que desde la pasada jornada hay espacios precintados. Los parques están abiertos por el día y los juegos infantiles precintados. Para la hostelería este nuevo contexto temporal, al menos de catorce días, genera que los establecimientos den por perdido uno de los dos turnos de cena que hasta la fecha podían hacer. Adelantando ahora el cierre dos horas se ven abocados a cancelar todas las reservas que les entren a partir de las 22 horas. Para intentar minimizar los daños económicos para el sector, la asociación de Empresas Turísticas de Elche ayer lanzó un comunicado para incentivar que los clientes acudan a los bares y restaurantes más pronto para que estos establecimientos encuentren rentabilidad. «El problema es que nos debemos a nuestros clientes, y si ellos no reservan antes no podemos hacer nada, por lo que son todo interrogantes y no podemos trabajar a gusto y sin saber si estamos dentro o no de la ley», señalaba un trabajador del bar Tabarca que todavía no tenía muy claro si a partir de las 23h tendrán que cerrar el establecimiento o restringir la entrada a nuevos clientes.

Un deportista observa una de las entradas precintadas de la Ciudad Deportiva. MATÍAS SEGARRA

Miembros de la asociación de Hostelería de Elche creen que esta decisión va a motivar que muchos clientes opten por irse a otros municipios como Santa Pola, Crevillent o Alicante donde las restricciones no son tan grandes. Por ello tenían previsto anoche realizar algunas pitadas en coche contra la nueva decisión de la Conselleria de Sanidad porque notan que se está poniendo todo el foco sobre la hostelería y el ocio nocturno «y la situación está peor porque estamos viendo que no llegan las ayudas», reseñaba Francisco Mora, presidente del colectivo.

Si bien la Policía Local está velando para que se cumplan las distancias sociales en las terrazas y en el interior de los bares, con estas nuevas limitaciones se ha reforzado el control del botellón, ya que este cierre del ocio antes de la medianoche puede atraer a más grupos de jóvenes a lugares menos discurridos como parques, a pesar de cerrarse por la noche, y espacios públicos como la ladera del río.

Solo en el balance de la noche del viernes y madrugada del sábado, cuando entraba en vigor la medida, la Policía Local levantó 73 actas de sanción por beber en la vía pública, y otras 159 por no utilizar la mascarilla o hacer un mal uso de ella. De igual forma, se sancionaron a otras 28 personas por otros incumplimientos de las ordenanzas locales como miccionar en la vía pública y tres por desobediencia.

Un guardia marcando el orden a la entrada del Mercado Provisional. matías segarra

Colas

Estas nuevas restricciones también han afectado al comercio. Para evitar que se formasen aglomeraciones las entradas a los mercados de abastos estaban reguladas por guardias de seguridad y por agentes de policía, por lo que se formaron varias colas para que los recintos tuviesen un aforo mínimo. De igual forma, horas antes de la entrada en vigor de estas nuevas limitaciones, la Policía Local informó en los 87 supermercados y centros comerciales de la ciudad para que se doten de más medidas higiénico- sanitarias. Después se hizo una ronda informativa por los servicios de restauración.

Los mercadillos de venta ambulante como Plaza de Barcelona o San Antón no alteraron demasiado la dinámica de los últimos meses y se veía una considerable afluencia de personas transitando. Algunos comerciantes reseñaban que hay espacio entre puestos pero pedían que se coloque algún tipo de vallado para acotar más algunos recintos como el de Jhayton y que se refuerce más a nivel policial para pedir más documentación entre los vendedores, explicaba ayer Antonio Iborra, de la asociación de venta ambulante de Elche.

La Policía Local informando de la prohibición del botellón horas antes de aplicarse las restricciones. A. AMORÓS