La ciudad de Elche se levantó el domingo, tras la entrada en vigor del toque de queda, con un ambiente típico de este día, terrazas llenas y todas las medidas de seguridad llevándose a cabo. Tras un paseo por el centro histórico de la ciudad vemos que no existen aglomeraciones en las calles ilicitanas, ni tampoco grupos compuestos por más de seis personas ya sea en las mesas de los bares, como en la vía. Esto se debe a que desde el pasado 17 de octubre se aplicaron medidas adicionales frente a la propagación del covid-19, que son reuniones limitadas a seis personas y cierre de hostelería a las 23 horas, mismas medidas que se pusieron en marcha la madrugada del domingo en toda la Comunidad Valenciana.

En nuestro paseo por el centro histórico ilicitano nos encontramos con que la restricción de reuniones familiares y sociales limitadas a seis personas es respetada por todos, tanto por parte de los hosteleros, como por los viandantes, no existiendo ningún grupo compuesto por más de seis personas. Además de que tampoco hemos encontrado aglomeraciones de personas, respetándose las distancias de seguridad.

La Corredora, primer domingo de toque de queda Matías Segarra

Algo curioso lo hemos observado en el famoso palomar del Parque Municipal de Elche, donde las familias se encontraban dándoles de comer a las palomas y respetando las distancias y el límite de grupo de personas.

Palomar del Parque Municipal de Elche donde tradicionalmente se juntan muchas familias

Los ilicitanos señalan a este medio que el toque de queda no es algo que les preocupe ya que no les afecta en su día a día, pero quienes sí están molestos por esta nueva normalidad son los hosteleros ilicitanos, quienes señalan que "tenemos miedo a que la gente no quiera venir a los bares con estas nuevas restricciones", siendo el cierre de la hostelería a las 23 horas la medida más criticada por los ilicitanos.