P ¿Con qué objetivo ha nacido la nueva cátedra de la UMH? 

R La tecnología ha cambiado al mundo y sus habitantes a lo largo de la historia. Vemos que hitos tecnológicos como la imprenta o la revolución industrial que supuso el paso del carbón al petróleo han sido fundamentales en el día a día de los seres humanos. Ahora, en pleno Siglo XXI, con la introducción de la web 3.0, las redes sociales, la posibilidad de que los usuarios pasen de consumidores a creadores de contenido y la interacción con los aparatos, vivimos un cambio más grande.

P En este contexto que expone, ¿qué pueden aportar?

R En la cátedra somos conscientes del cambio que estamos viviendo con la intromisión digital en nuestras vidas y su impacto. Cada universidad valenciana cuenta con una cátedra para abordar la brecha digital desde una perspectiva diferentes. Nosotros focalizamos el trabajo en la adolescencia y la juventud. Hemos concentrado la energía en ellos para analizar y conocer el impacto de la digitalización en la vida, las creencias, los sentimientos y la conducta de los jóvenes de la Comunidad Valenciana.

P Con los primeros estudios realizados, ¿qué han detectado sobre la digitalización?

R Ya se había producido un cambio profundo pero las circunstancias que han ocurrido este año nos han llevado a una hiperdigitalización y a la necesidad de utilizar nuevos canales como sustitutos de una presencialidad que no es posible. Dentro de los límites de la cátedra, hemos hecho un análisis muy ambicioso, no hay otro igual a nivel nacional, del impacto de la digitalización a través de la docencia online en el estudiantado valenciano.

P ¿Cómo se ha llevado a cabo este trabajo de investigación?

R Ha sido un trabajo de cooperación entre las cinco universidades valencianas dirigido por la UMH. Hemos preguntado a 20.000 universitarios sobre cuatro cuestiones: equipamiento que disponen, tipo de conexión, experiencia sobre la docencia y la evaluación online y cuáles son su actitud y expectativas, en un último bloque de corte más psicológico. Estos cuatro ejes nos permiten trazar un mapa bastante detallado de las necesidades y capacidades del estudiantado. 

P ¿Puede adelantar las conclusiones que han sacado?

R Lo publicaremos en noviembre, no puedo adelantar mucho. El estudiantado valora más los trabajos, los exámenes y las prácticas presenciales que las online. Esta es una conclusión muy general. El 10 de noviembre también celebraremos un webinar en el que trataremos la relación entre internet, adolescencia y pornografía. Los adolescentes de ahora tienen unos conocimientos sobre pornografía muy superiores a los de las generaciones anteriores y es un tema al que le queremos prestar atención en la cátedra los próximos años.

P ¿Qué herramientas pueden ayudar en la cuestión digital? 

R Es muy importante el control parental, que los padres eduquen en una digitalización saludable. Hemos generado un formato de escuela de padres y materiales de ayuda. Otra área, en la que más estamos trabajando, es en la del juego y las apuestas en la adolescencia y la juventud. En este sentido, se ha puesto en marcha el programa «¿Qué te juegas?» en la Comunidad Valenciana y Murcia para extenderlo posteriormente al resto del territorio nacional.

P ¿La Inteligencia Artificial provocará una nueva brecha?

R Esta tecnología ha venido para cambiarlo todo. Una de las más potentes que tenemos hoy en día, y no ha hecho más que empezar, es la Inteligencia Artificial y la relación entre el hombre y la máquina. Ese conocimiento y esas capacidades que tengan algunos para comprender esta tecnología va a generar una brecha de conocimiento muy importante. No tenemos que volcarnos todos en los estudios de ciencias y tecnologías pero sí que tendremos que saber relacionarnos con las máquinas.

P ¿Hasta dónde llegaremos? 

R No conocemos los límites del «big data» o el «machine learning» ni hasta dónde pueden llegar. Los resultados son sorprendentes e inquietantes. Hay algoritmos que son capaces de predecir cuestiones sobre nosotros mismos de las que no somos conscientes. Se puede hacer mucho con la predicción y la manipulación de la conducta. Son herramientas suficientemente potentes como para crear un entorno virtual maleable y plástico que sea muy fácil manejar.

P ¿Qué quiere decir con todo esto que acaba de exponer?

R Nos movemos en entornos digitales en los que todo está creado con algún sentido. Es como la diferencia que hay entre andar al aire libre o en un centro comercial, en el que todo ha sido diseñado para que compremos más. Están jugando con nuestra inconsciencia y, al final, nos convertimos en pequeños zombies que responden a órdenes cuando creen que son realmente libres. No es una cuestión filosófica, es de datos y manipulación. Es como la relación que existe entre las redes sociales y el narcisismo.

P Lo que es evidente es que la brecha digital se ha convertido en la nueva exclusión social...

R Totalmente. Es un aspecto que nos interesa mucho en la cátedra. Hay personas que por un uso determinado en una dirección o abusivo se generan tendencias problemáticas que les hacen desarrollar su vida y personalidad de manera diferente. También se produce brecha digital cuando tenemos dificultad para pensar en profundidad por las múltiples interrupciones que sufrimos, sobre todo del teléfono móvil. Nos limita la capacidad de reflexión y nos convierte en seres superficiales. Es lo que tiene vivir en un estado multitarea permanente.

P ¿Esto irá a más con el 5G?

R El 5G es un paso más de la tecnología, subir un escalón más. Pero no es el término final. Permitirá hacer cosas que antes no podíamos, como manejar volúmenes de datos en tiempo real de forma muy eficiente. Está claro que va a cambiar nuestra vida. También habrá que estudiar el impacto que tendrán en nuestra salud la frecuencia y la intensidad de las ondas electromagnéticas.