Este puente de Todos los Santos quedará en la retina de todos los ilicitanos, y de los españoles en general, cuanto menos como el más atípico y triste. Las familias al completo no pueden ir a visitar a sus familiares porque superan las seis personas que marca como límite Sanidad para evitar la propagación del covid-19. La fiesta importada de Halloween, además, se vio en todo caso de puertas para adentro más que en las calles. Los grupos de amigos disfrazados no llegaban para nada al nivel de otros años, teniendo en cuenta que toda la programación organizada por el Consistorio para la festividad quedó suspendida con las restricciones especiales a las que tiene que acogerse la ciudad. El temor, sobre todo, estaba en las fiestas privadas donde pocas herramientas de prevención funcionan. Sólo por la tarde la Policía Local logró detectar tres convocatorias de fiestas clandestinas en varios chalets del Camp d’Elx, en pedanías como Daimés. Finalmente fue desconvocada tras el seguimiento policial aunque al cierre de esta edición había un refuerzo de efectivos en el entorno rural así como en los barrios de mayor tránsito.

La Policía Local controló que se cumplían los aforos en las terrazas del centro y las pedanías, y se probó un dron en los cementerios para controlar aglomeraciones. | MATÍAS SEGARRA

El dispositivo superó los 100 agentes durante la jornada para controlar tanto los campos santos de la ciudad como las zonas de ocio o las pedanías. En el centro se podía observar un nutrido grupo de familias paseando por la Corredora como cualquier sábado. Se observaban progenitores con sus hijos menores pero pocos grupos de amigos caracterizados de personajes oscuros y de terror. Sin embargo, algunos utilizaban mascarillas customizadas que le daban el toque al disfraz, o incluso eran el único disfraz que emplearon. La pandemia ha frenado la ilusión por pintarse el pelo, ponerse máscara, calabazas y competir por ver quién da más miedo teniendo en cuenta que a la medianoche todos debían estar en casa.

Varias amigas paseando por el centro con sus disfraces y mascarillas customizadas mientras los agentes controlan la zona. | MATÍAS SEGARRA

El «terror» se deja ver poco en Elche

El toque de queda tuvo algo de positivo y es que se redujeron los típicos actos vandálicos que todos los años se repiten. Poco truco o trato se avistó y con ello pocos huevos estrellados en las fachadas de los negocios o los balcones se anotaron, según la comparativa que hacían los agentes a cualquier otro año sin pandemia. En las terrazas era otra historia. La afluencia era total en la mayoría de locales de la zona centro, por lo que se notó algo más de ambiente que en otro fin de semana, teniendo en cuenta, además, que en el interior el aforo ahora sólo puede ser de un tercio. Aún y así no trascendieron casos de incumplimientos por superar el límite.

Por otro lado, la policía tuvo que precintar la zona de venta de bebidas alcohólicas de algunas tiendas. Al menos al cierre de la edición la Policía Local no tuvo que emplear el camión mercurio que sirve como centro de operaciones por no producirse altercados. Este sistema sí que está previsto para hoy cuando se espera que miles de personas pasen por los cementerios para llevar flores a sus seres queridos. Aún y así, sí que se empleó el dron para controlar aglomeraciones desde las alturas.

En cuanto al tráfico, se notaban más retenciones de las habituales en los acceso a los centros comerciales de la ciudad, teniendo en cuenta que la celebración de Halloween llama al encuentro entre amigos.

Por otro lado, había tranquilidad ayer en el día previo a Todos los Santos en los dos cementerios. Durante el día se registró muy poca afluencia de familiares que acudían a los campos santos para arreglar nichos y llevar flores, incluso el Ayuntamiento detalló que la afluencia ayer fue la más baja en diez años, y un indicador claro era el parking porque había muchas plazas libres durante el día.

En las entradas los usuarios el Ayuntamiento dispuso de gel hidroalcohólico a la entrada. El edil de Cementerios, Héctor Díez, y el de Seguridad Ciudadana, Ramón Abad, visitaron ayer los cementerio Nuevo y Viejo para comprobar el funcionamiento del dispositivo especial de seguridad y agradecieron a la ciudadanía que escalonen las visitas y que sean breves para respetar las medidas restrictivas. No obstante, en el caso de que la Unidad Aérea de la Policía Local detecte un incremento de aforo se cortará el acceso al cementerio hasta que se vacíe, sin que ayer fuese necesario. Los agentes también controlaron anoche los accesos al cementerio, teniendo en cuenta que se trata de un día en el que se suelen desatar actos vandálicos que se ven promovidos en varios casos bajo los efectos del alcohol.