Pasó media vida trabajando en los juzgados como interina con una vida muy normal, tan normal que parecía aburrida, Alicia V.E se prodigaba poco por las redes sociales y tenía un círculo de contactos cómplices muy pequeño, centrada en su familia. Sus padres estaban separados y vivía con la madre. Sin sobresaltos ni grandes noticias que contar a los compañeros, muchos de los cuales la recuerdan ahora de esos seis meses que pasó aquí o allí cubriendo una baja por paternidad, embarazo o maternidad de otra compañera, en la actualidad, trabajaba ya como funcionaria con plaza de tramitadora en el juzgado de Primera Instancia número 8. No tenía pareja conocida, o así lo aseguran sus amigos, y vivía por y para su madre, en la pedanía de La Hoya, en un bloque de edificios que da a un pequeño parque. Una vida tranquila de paseos y sin sobresaltos. Algunos aseguran que se dedicaba a cuidarla y que eso era su vida.

Su círculo más cercano, incluso su familia, está siendo investigada pero esto no es más que otro protocolo policial que se produce cuando hay que dar, si hace falta, palos de ciegos porque no hay nada claro y no se puede descartar nada de nada; de hecho, la principal hipótesis de trabajo es que es un asesinato "casual" sin premeditación y, aunque suene mal decirlo, "accidental" o "imprevisto o imprevisible" si se prefiere. El mismo viernes por la noche ya se supo que esto no iba a ser un caso fácil y que habría que pensar en cualquier posibilidad imaginable. Los delincuentes sexuales de Elche y comarca están en el punto de mira; aquellos que han sido detenidos en alguna ocasión por algún problema de tipo psicológico, aunque con nada parecido hayan tenido que ver, también. Nada escapa a las hipótesis policiales. Lo único claro a esta hora es que se sospecha que la joven fue atacada fuera de la acequia y que, ya dentro de ella, se consumó el crimen. No hay señales defensivas, el ataque fue por la espalda, Alicia no pudo defenderse. Su muerte fue muy rápida.

La pedanía de La Hoya, en Elche, donde vivía la funcionaria estrangulada el pasado viernes Matías Segarra

La Policía solo tiene un testigo del crimen pero no puede hablar. Es el perro que la acompañaba esa tarde y que había recogido de la calle, nadie se lo había regalado. Es un animal arisco y, como ya contaba INFORMACIÓN el sábado, mordió a un agente que lo encontró por la zona, ladrando. El can huyó pero de las primeras averiguaciones ya se supo que era suyo y todo el mundo comenzó a buscarlo entonces por la pedanía. El sábado a primera hora, después de una noche vagando por la zona sin encontrar a su dueña, volvió al portal de casa. Él lo sabe todo, pero no puede contarlo.

Velocidad

En la pedanía tranquila de La Hoya nadie recuerda nada parecido y la vida allí es tan familiar que los policías, aunque vayan de paisano, se identifican a distancia por los lugareños. Algunos vecinos cuentan las cosas de las que se están enterando por el boca a boca a la velocidad del rayo: Si ha habido un detenido (que sí, pero nada tiene que ver porque lo ha sido por tener un arma sin licencia), que si a un familiar directo lo han interrogado (que sí, pero como a tantos y además tenía coartada), que si alguien vio huir del lugar a una persona.... Todo esto está pasando desde el viernes por la noche en la pedanía a una velocidad que nadie recuerda porque nada parecido había ocurrido nunca, y la incertidumbre está socavando la tranquilidad de los vecinos, sorprendidos y entristecidos.

La acequia de La Hoya donde fue encontrado el cadáver de la funcionaria de Justicia de Elche

Desde que apareció el cadáver y la Policía no sabía a qué se estaba enfrentando, cualquier cosa que se quiera contar y escuchar parece cierta. Es curioso ahora recordar cómo alguno pensaron, al principio, que aquel cadáver era el de un hombre y creían que había sido un accidente: se había caído a la acequia, se había dado un mal golpe y el agua (no más de un palmo) había hecho el resto; pero, cuando el cuerpo fue sacado por los bomberos de la acequia en presencia de la comisión judicial y comprobaron que se trataba de una mujer, y joven, todos pensaron que se trataba de un asesinato.

De hecho, desde el primer momento se ha investigado con el protocolo y el esfuerzo en medios que supone los crímenes machistas. La Comisaría de Elche se ha volcado en medios humanos y el nuevo comisario, Pedro Montore, se enfrenta a su primer gran reto policial.

Los vecinos han realizado una convocatoria hoy, a las 17 horas, para mostrar su repulsa por el crimen. El alcalde, Carlos González, está previsto que acuda. A esta hora, no ha querido realizar manifestación alguna y hoy acudirá como un ciudadano más junto a otros compañeros de la corporacion.

Hay confusión máxima y la Policía, que trabaja y mucho, aunque bajo secreto de sumario y con mucho tacto, no sabe cuál de las hipótesis le puede llevar a la resolución de un crimen porque su único testigo directo, ladra.