Alicia V.E. pasó media vida trabajando en los juzgados como interina con una vida muy normal, tan normal que parecía aburrida. Esta ilicitana se prodigaba poco por las redes sociales y tenía un círculo de contactos cómplices muy pequeño, centrada en su familia. Sus padres estaban separados y vivía con su madre. Sin sobresaltos ni grandes noticias que contar a los compañeros, muchos de los cuales la recuerdan ahora de esos seis meses que pasó aquí o allí cubriendo una baja por paternidad, embarazo o maternidad. 

Mari y Francisco viven a sólo unos metros de la acequia en la que se encontró el cuerpo de Alicia Matías Segarra

En la actualidad trabajaba como funcionaria con plaza de tramitadora en el juzgado de Primera Instancia número 8. No tenía pareja conocida, o así lo aseguran sus amigos, y vivía por y para su madre, en La Hoya, en un bloque de edificios que da a un pequeño parque. Una vida tranquila de paseos y sin sobresaltos. Algunos aseguran que se dedicaba a cuidarla y que eso era su vida.

Su círculo más cercano, incluso su familia, está siendo investigada después de que el pasado viernes apareciese estrangulada en una acequia de La Hoya. No es más que otro protocolo policial que se produce cuando hay que dar, si hace falta, palos de ciegos porque no hay nada claro. De hecho, la principal hipótesis de trabajo es que es un crimen «casual» sin premeditación, «accidental» o «imprevisto o imprevisible» si se prefiere. El mismo viernes por la noche ya se supo que no iba a ser un caso fácil ya que no hay un móvil claro. Había que pensar en cualquier posibilidad imaginable. 

La alcaldesa pedánea explica que la pedanía está conmocionada y que hay que pedir justicia por el crimen de Alicia Matías Segarra

Los delincuentes sexuales de Elche y comarca están en el punto de mira; aquellos que han sido detenidos en alguna ocasión por algún problema de tipo psicológico, aunque con nada parecido hayan tenido que ver, también. Se sospecha que la joven fue atacada fuera de la acequia y que, ya dentro de ella, se consumó el crimen. No hay señales defensivas, el ataque fue por la espalda y Alicia no pudo defenderse. Su muerte fue muy rápida.

La Policía solo tiene un testigo del crimen pero no puede hablar. Es el perro que la acompañaba esa tarde y que había recogido de la calle. En la pedanía de La Hoya nadie recuerda nada parecido y la vida allí es tan familiar que los policías, aunque vayan de paisano, se identifican a distancia por los lugareños. Algunos vecinos cuentan las cosas de las que se están enterando por el boca a boca: Si ha habido un detenido (sí, pero nada tiene que ver porque lo ha sido por tener un arma sin licencia), que si a un familiar directo lo han interrogado (sí, pero como a tantos y además tenía coartada), que si alguien vio huir del lugar a una persona.... Todas estas hipótesis corren a la velocidad del rayo desde el viernes porque nadie recuerda nada parecido nunca. Este crimen ha marcado un antes y después en La Hoya. La pedanía ilicitana está conmocionada desde que apareció el cuerpo de la joven funcionaria de Elche en una de las acequias de El Progreso. Los residentes aseguran que la zona donde se produjo el crimen siempre ha sido de mucho tránsito, sobre todo de dueños de mascotas e incluso de adolescentes que pasean con frecuencia. Los vecinos ahora están intranquilos. Muchos relatan a este diario que continuamente se les viene a la cabeza la imagen de un despliegue policial buscando pruebas cerca de casa, y aún siguen llegando al lugar agentes en busca de pruebas.

Mari y Francisco viven a sólo unos metros del lugar de los hechos. Cuando llegaron por la tarde a su finca vieron muchos policías con linternas en el lugar y aterrorizados se acercaron para preguntar qué había pasado. Desde entonces viven con temor y la primera noche no podían dormir de la pena que sentían. 

Yolanda B. vive en el bloque de pisos anexo al de Alicia. «Siento impotencia y rabia porque desde mi ventana se ve el descampado y la acequia y lamento no haber visto nada para poder denunciarlo. Ha tenido que ser alguien que no se puede considerar persona. Le dio igual todo. Nos conocemos todos y te crea incertidumbre y miedo» lamentaba con un nudo en la garganta. Muchos vecinos han vuelto a pasar por la acequia desde entonces sin alcanzar a creer lo sucedido. 

Una vecina de La Hoya muestra su repulsa al crimen

Alicia Molero, representante pedánea de La Hoya, reiteraba «que sentimos un dolor que te mueres. Aunque fuese una vecina nueva (se mudó hace algo más de dos años) era como si hubiese nacido aquí, por eso hemos tenido un impulso espontáneo por hacer homenaje a nuestra vecina en repulsa», contestaba.

Desde que apareció el cadáver la Policía no sabía a qué se estaba enfrentando e incluso algunos pensaron, al principio, que aquel cadáver era el de un hombre y creían que había sido un accidente. Desde el primer momento se ha investigado con el protocolo y el esfuerzo en medios que supone los crímenes machistas. La Comisaría de Elche se ha volcado en medios humanos y el nuevo comisario, Pedro Montore, se enfrenta a su primer gran reto policial. Hay confusión máxima y la Policía, que trabaja y mucho, aunque bajo secreto de sumario y con mucho tacto, no sabe cuál de las hipótesis le puede llevar a la resolución de un crimen porque su único testigo directo, ladra.