Les Vallongues siempre ha cargado con el peso de ser la pedanía del Camp d’Elx menos poblada (78 habitantes) y una de las más apartadas del núcleo urbano. Si hiciésemos una encuesta a los residentes de la ciudad o incluso de pedanías perimetralmente opuestas a ella muy pocos sabrían ubicar en el mapa esta partida rural en la que parece que nunca pasa el tiempo, excepto por la presión sonora que ejerce la A-7 sobre los vecinos, a pesar de que vienen reclamando desde hace años, sin éxito, que se coloquen bandas que aíslen del ruido que genera el contínuo trasiego de vehículos. En cuanto a infraestructuras, algunos caminos están prácticamente intransitables, con asfalto levantado y ondulado por tramos, que ha empeorado aún más su estado después de la DANA. Que se lo digan a José Manuel Vives Durá. A diario sale varias veces de casa con su camión de fruta y tiene que pasar un «calvario» de más de 40 metros que le está destrozando la suspensión del vehículo. En el último año ha elevado tres escritos al Consistorio pidiendo que arreglen un tramo del camino de El Poliol, junto al barranco de El Grifo, que está lleno de socavones a pesar de que se invirtió recientemente para paliar el problema, que tras las lluvias volvió a aflorar. Este residente asegura que sigue sin respuesta por parte de la Administración local para resolver la situación, y vecinos de la zona han optado por colocar gravilla a la espera de que se solvente la deficiencia.

Vecinos señalan el mal estado en el que se encuentran algunos caminos como el de Poliol, junto al barranco del Grifo, en imágenes tomadas hace unos días. | ANTONIO AMORÓS

Joan Tamarit, otro vecino, explica que hay accesos inutilizables como el que comunica con el Puntal del Búho, que tiene prohibida la dirección y sólo pueden usarlo ciclistas. Critica, por otro lado, el mal estado de otros caminos que suben hacia el Racó de la Morera «que tras las lluvias ni las cabras se atreven a ir», reprocha. Al margen, reprueba los efectos a los que han tenido que exponerse desde que se instaló el vertedero a escasos kilómetros de las viviendas. Una circunstancia que no solo les ha traído malos olores, si no la presencia de ratas y continuo tránsito de camiones que ha agravado más el estado de los viales. En esta retahíla de punto a mejorar, Gregorio Pastor, vecino y ex alcalde pedáneo, pone en duda que estén funcionando correctamente algunos servicios tan reivindicados incluso ante el Síndic de Greuges como es el taxi compartido. Asegura que el precio es más elevado que el que se paga para coger el autobús urbano y no resulta rentable a los residentes, la mayoría jubilados.

Otra asignatura pendiente desde hace décadas para los residentes es la falta de agua potable, a pesar de que según relatan han intentado mediar con el Consistorio para facilitar las conducciones. Se suma a esta falta de comodidades que los vecinos nunca hayan dispuesto de un centro cívico para la pedanía por el número tan bajo de censados. Además, la distancia entre viviendas marca una brecha en las relaciones sociales, ya que la partida es de las pocas del Camp d’Elx sin fiestas patronales.

Vallongues: tierra de baches

Autovía

La construcción de la A7 partió la pedanía en dos y la única comunicación con zonas residenciales como el Ferriol es atravesando un túnel. Desde entonces los vecinos están divididos. Una parte aprueba la infraestructura por mantenerlos más conectados con la urbe y a la otra se les ha interrumpido el sueño en más de una ocasión por el ruido al que se exponen cada día. En 2017 los vecinos ya reclamaron en el pleno que se instase a Fomento para paliar la problemática con el ruido en el tramo correspondiente entre los kilómetros 510 al 511. Incluso Compromís presentó una moción al respecto, que salió aprobada por unanimidad. Tres años después todo sigue igual, las pantallas están sin poner y las viviendas siguen sin estar insonorizadas.