Indefensión. Este es el sentimiento que mejor define nuestro estado de ánimo como concejales que componemos la oposición en el Ayuntamiento. Una indefensión que tiene un único protagonista y causante: Carlos González. Lo venimos denunciando desde hace meses, lo venimos sufriendo en los órganos municipales, en las trabas en el acceso a la información que nos corresponde legalmente como oposición, en la demora en las contestaciones a los escritos y, si llegan, en el contenido vacío de éstas; lo venimos sufriendo en cada pleno cuando se arroga el poder de interrumpir nuestras intervenciones intentando decidir qué argumentos empleamos para sostener nuestros posicionamientos como si fuera un cacique. Un señor que siempre ha alardeado de su talante moderado y, sin embargo, el ansia de poder y la influencia de determinados sectores de su partido, han hecho que cada vez esté más radicalizado.

De nada le sirve que recientemente haya sido condenado por la Justicia por vulnerar nuestros derechos. No ha aprendido. De nada parecen servirle los apercibimientos del Síndic al respecto de sus injustificables retrasos en facilitarnos las actas de las juntas de gobierno. Las quejas vecinales, las denuncias en las redes sociales por parte de los ilicitanos sobre el estado de la ciudad no parecen tener ninguna repercusión positiva en su intolerante actitud. Tampoco parecen importarle las denuncias ni las demandas de las pedanías sobre la falta de inversión, sobre la compulsiva venta de humo en la que ha convertido la gestión municipal.

Lo decimos alto, claro y rotundamente: el Sr. González ha transformado la democracia en propaganda sin rubor y sin límites; machaca a la oposición con una cínica sonrisa y amordaza, con sutileza, a todos aquellos que se atreven a disentir ante su mediocre forma de gobernar la ciudad. Que no les engañen: así es el alcalde de Elche y así vive y ejerce el poder de forma despótica e impositiva.

Para sostener esto hay argumentos más que sobrados: los carriles bici impuestos sin consenso vecinal y sin informes de la Policía, la decisión unilateral sobre el modelo y emplazamiento del Palacio Provincial de Congresos, el órdago a la Fundación Pusol, la asignación a dedo de los pedáneos, el cierre de la Corredera sin contar con nadie, la rescisión política del contrato del Mercado... y todo ello envuelto en un brillante envoltorio de propaganda sin fin, de venta de humo en bucle anticipando inversiones inexistentes o haciéndose fotos con proyectos que él sabe que no verán la luz en su mandato. El balance de sus dos legislaturas va a ser de verdadero fracaso.

El último ejemplo de su voluntad para amordazar a la oposición es el modo en que ha convocado el pleno sobre infraestructuras que los tres partidos que componemos el único método para fiscalizar la ciudad hemos solicitado: fuera de plazo de las enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado en su tramitación en el Congreso.

Nuestro motivo para convocar este pleno está más que justificado: Elche ha quedado fuera de los presupuestos del Gobierno para desarrollar o terminar infraestructuras claves en nuestra ciudad. Estas son las cifras contempladas: 100.000 euros para «concluir» la Ronda Sur (cuando la inversión necesaria es de 8 millones) 300.000 euros a repartir en tres años para el estudio de conexión entre el aeropuerto y Alicante y poco más. Una vergüenza. De nada nos sirve tener un alcalde socialista y un diputado nacional y exalcalde, Alejandro Soler, que, además, es secretario general local. Y lejos de admitir que estos presupuestos son una tomadura de pelo, sacan pecho (ya me dirán de qué) y se niegan a alzar la voz ante sus jefes en Madrid. De tanto doblar, sumisamente, la cerviz ante sus líderes se van a lastimar la columna vertebral.

Ante este panorama desolador, frente al silencio cómplice del PSOE y Compromís, los tres partidos que conformamos la oposición decidimos unirnos para alzar la voz. Y para ello recurrimos a la única posibilidad legal de la que disponíamos: la convocatoria de un pleno con la finalidad de poner en marcha una mesa de trabajo de la que habrían de salir las enmiendas que la ciudad, a través de todas las formaciones políticas en el pleno, eleva frente a unos presupuestos que nos maltratan.

¿Y qué ha hecho el alcalde (que según la ley es quien convoca este pleno)? Pues, ya que no puede impedir su celebración, lo convocó justamente 24 horas después de la hora en la que se cerraba el plazo para las enmiendas a los PGE en el Congreso. Una muestra más de su sumisión, de su complacencia y de su cobardía. González es muy valiente, eso sí, para machacar al conjunto de la oposición (nosotros que no tenemos margen para casi nada) pero muy sumiso cuando hay que levantar la voz ante tanto ultraje por parte del Gobierno de la Nación y de la Generalitat.

¿Para qué sirve este pleno? Para nada. Ya no se pueden enmendar los PGE en el Congreso. González dice que cumple con su deber legal de convocarlo, es cierto, pero deja el pleno extraordinario sin ningún sentido. Por desgracia, para lo que sí sirve, es para demostrar que Elche tiene un alcalde que no merece serlo, que es incapaz de luchar por el interés y el bien de los ilicitanos, que intenta amordazar a la oposición, que gobierna de forma autoritaria, que hace de la propaganda su único objetivo político y que, además, entiende la alcaldía y la política no como un servicio a la ciudad a la que tanto debe y a la sociedad en su conjunto, sino como un trabajo de por vida.

Nosotros nunca seremos partícipes del espectáculo estéril en el que González ha convertido el Pleno como máximo órgano democrático de representación de los ilicitanos.