«Lleva, llévame en tu bicicleta./

Óyeme, Carlos,

llévame en tu bicicleta».

«La Bicicleta» (2016), canción de Carlos Vives y Shakira.

Hay una memorable secuencia (de las muchas) en la película Sopa de ganso (1933) de los hermanos Marx en la que Chico (Chicolini) y Harpo (Pinky), contratados para espiar a Groucho (Rufus T. Firefly), presidente de Libertonia, proceden a dar cuenta de sus pesquisas al embajador del país rival, Sylvania. El hilarante informe viene a ser así: «El lunes vigilamos la casa de Firefly pero él no salió: no estaba en casa. El martes fuimos al béisbol pero nos engañó: no se presentó. El miércoles fue él y nosotros le engañamos: no nos presentamos. El jueves fue por partida doble: nadie se presentó. El viernes llovió todo el día, así que nos quedamos en casa y escuchamos el partido por la radio...».

Esta semana hemos asistido a una involuntaria recreación de esa impagable escena en la política local, salvando las distancias artísticas al tratarse de actores aficionados. Veamos. La oposición municipal oficial (PP, Vox y Cs) registró el 30 de octubre una solicitud de pleno extraordinario para aprobar la creación de una mesa con todos los grupos de la corporación con el fin de proponer enmiendas sobre inversiones pendientes en el municipio (ya saben: Ronda Sur, AVE, conexiones ferroviarias...) a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), que se tramitaban en el Congreso. El alcalde, Carlos González, estiró como es habitual en él el plazo legal hasta el límite y finalmente fijó la sesión para el 20 de noviembre (20-N, para más señas), pero resulta que ese día ya estaban aprobadas las cuentas por la Cámara Baja, por lo que la oposición denunció que se trataba de una tomadura de pelo en toda regla y que ya no tenía sentido el pleno; vamos, que se iba a celebrar pa ná.

Y claro, ir pa ná, pues no, así que los firmantes de la petición tomaron momentos antes del inicio de la sesión la insólita decisión de no ir. Y no fueron al pleno, alegando que no querían ser partícipes de un circo mediático, de tres pistas por lo menos (aunque sin animales, al estar prohibido por la normativa municipal). Pero sí acudieron a la cita, presencial o telemáticamente, el resto de concejales del equipo de gobierno y el edil no adscrito, Eduardo García-Ontiveros, quien expresó el malestar con sus compañeros/as opositores/as por hacerle venir pa ná y no avisarle. Total, que el pleno exigido por la oposición se desconvocó al no comparecer la oposición.

El alcalde, a renglón seguido, rechazó rotunda y categóricamente que se considerase a sí mismo ningún jefe de pista circense, ni que viese a los integrantes de la oposición como contorsionistas, equilibristas, escapistas, malabaristas, payasos, acróbatas o tragasables. Es más, aseguró que el bipartito gobernante (y Ontiveros, según aclaró el propio edil) se disponía a votar a favor de la petición de la oposición, pero como no se celebró el pleno, no pudieron hacerlo. Y que no es verdad que no se pudieran presentar ya enmiendas, que se podían elevar en el trámite de aprobación de los PGE por el Senado, aunque al parecer el senador Pablo Ruz no está enterado aún del procedimiento, al ser sus primeros PGE. Toma. «¿Es verdad eso, Pablo?», cuentan fuentes apócrifas que le espetaron por whatsapp los otros portavoces opositores firmantes (Aurora Rodil, de Vox, y Eva Crisol, de Cs) al líder popular. «Hay que pedir rápidamente otro pleno extraordinario», urgieron. Pero esa vez quien no se presentará será el gobierno (y Ontiveros, que está hasta las mismísimas de que sus colegas opositores no le avisen de nada ni lo consideren un igual).

Este dislate ha sido la guinda a una semana muy movida, por el debate político-ciudadano sobre la fluidez circulatoria a propósito de la habilitación de carriles bici de doble sentido en las calles Juan Carlos I y José María Buck, por mor del plan de movilidad sostenible pergeñado por la edil del área, la compromisaria Esther Díez, con la ayuda de ladinos técnicos municipales que se esconden tras las mascarillas. Hay quien maliciosamente sospecha que al no prosperar el insidioso intento de Compromís de borrar del callejero ilicitano al rey emérito, su portavoz municipal ha decidido que conductores y conductoras se acuerden (y no para bien) del monarca padre cada vez que se vean atrapados y/o retenidos durante horas en los atascos de la calle que aún lleva su nombre.

La oposición municipal, como es habitual, no se ha quedado inmóvil ante tal imposición insostenible del bipartito. Allí se han plantado (no uno sino varios días seguidos, como muestra de lo seriamente que se toman este trascendental asunto) el líder popular, Ruz, y su segundo, José Navarro, para retransmitir en directo las colas, atascos y enfados vecinales que se generan frente a las Jesuitinas en horas punta por mor de la actividad lectiva. Sigue existiendo un carril de carga y descarga, pero en esos momentos críticos necesitan, al menos, el doble, dado que el expeditivo «kiss & go» no está aún suficientemente extendido en la comunidad escolar. Sin embargo, la edil Díez, para que no la acusen de menoscabar todavía más la enseñanza privado-concertada y la libertad de los padres, madres y tutores de elegir el tipo de transporte para la educación de sus hijos e hijas, está dándole vueltas al asunto durante su confinamiento tras dar positivo por covid, con el fin de plantear a la población damnificada varias alternativas, todas ellas sostenibles y energéticamente eficientes.

Por ejemplo, incentivar que los progenitores dejen el coche en casa a cambio de una tarifa bonificada de BiciElx, con regalo de un par de aros sujetaperneras con luces led de colorines. Si la cesta delantera o el portaequipajes posterior resultasen insuficientes para el transporte de la criatura, se ofrecerían bicis tándem de dos o más asientos, con o sin respaldo. Para familias numerosas la opción que se baraja es la de un triciclo con silloncito trasero, bi o triplaza, con o sin toldo (tipo «rickshaw» asiático). Si tiene buena acogida, esta iniciativa se extenderá a otros centros educativos con problemas de congestión a las horas de entrada y salida (más o menos todos). La inmovilidad ante la movilidad sostenible no se sostiene.

Ante tal estado de cosas, Ruz ha proclamado que él es tan sostenible y tan ciclista como el que más, pero no así, sin información, con ocultamiento, alevosía y nocturnidad. Así que va a pedir en el próximo pleno (al que ha asegurado que acudirá, pero siempre que si se retiren las pistas y las lonas del circo) la supresión inmediata de los dos nuevos carriles, la restitución del espacio sectariamente sustraído a los vehículos a motor de combustión interna y las plazas de ORA eliminadas, y que todo este desatino móvil se consensúe antes con la población en general, como el palacio de congresos.

En caso contrario, amenaza el líder popular con movilizaciones ciudadanas, aunque no ha aclarado si estas protestas estarán abiertas a otros damnificados por la contumaz política móvil del bipartito, como los usuarios de patinetes (eléctricos y a pie). «Aquí todos los carriles son para las bicis, no hay derecho. Son unas abusonas. Queremos nuestros propios carriles, somos tan sostenibles como ellas o incluso más», aseguró un patinetista que pasaba por Juan Carlos I. Mientras tanto, González recomendó hace poco a los ediles del bipartito, asesores, personal de confianza y allegados municipales que acudieran a trabajar y a sus actos oficiales en bicicleta. El alcalde acudió el primer día con la suya, pero los demás no se presentaron.