Un acusado de violar a una mujer en las proximidades de un aparcamiento en Elche, en agosto de 2006, niega que la principal prueba del caso que juzga la Sección Séptima de Elche, el análisis de ADN, sea el suyo. Entonces, los agentes no pudieron localizar al agresor. Durante el examen forense, encontraron ADN masculino, el del presunto autor de la violación en el cuerpo de la mujer. Ese ADN no coincidía con ninguno de los registros de la base de datos policial. Años después, cuando los agentes detuvieron a un hombre en Andalucía por otro delito, le tomaron muestras de ADN y al introducirlas en la base de datos saltó la alerta de que un juzgado de Elche lo buscaba por una presunta agresión sexual.
Sin embargo, el acusado, que se enfrenta a 12 años de cárcel, tal y como pide para él el Ministerio Público, alude en su defensa que al persona que identificó la Policía andaluza no es él, y que todo se trata de un error. El acusado, de 40 años, se encuentra en situación irregular en España desde antes de que se produjera la agresión sexual, y ha cambiado de identidad en varias ocasiones para eludir una orden de expulsión decretada en julio de 2011.
Ante la duda, la Fiscalía de Elche ha pedido a la policía andaluza el expediente completo de su detención y las pruebas que vinculan el ADN extraído con su tarjeta de identidad para comprobar si se trata de un error, como alude el acusado, o de una estrategia de defensa para ganar tiempo. El juicio, señalado para hace unos días, se retomará el próximo 30 de noviembre y la Fiscalía no descarta que se repita la prueba para cerciorarse de que el ADN encontrado en el cuerpo de la víctima sea el del acusado.
Esperando un taxi
La agresión sexual tuvo lugar alrededor de las 8.30 horas de la madrugada, cuando la víctima estaba sentada en una acera, esperando un taxi tras una noche de fiesta, según cuenta el escrito de acusación del fiscal.
El acusado se habría acercado a ella y, tras entablar conversación, se sentaron en el suelo del parking mientras esperaba el taxi. La víctima, que había bebido alcohol, empezó a encontrarse mal y se tumbó en el suelo. Una circunstancia que el agresor habría aprovechado para «sin previo aviso y sin que la víctima lo consintiera», ponerse encima de ella, inmovilizarla con su cuerpo, taparle la boca, y desnudarla de cintura hacia abajo para consumar la violación, abandonando inmediatamente después el lugar.
La Fiscalía solicita además una indemnización de 15.000 euros en beneficio de la víctima y que se acuerde una orden de alejamiento por un periodo de 17 años, así como la prohibición de que el hombre se comunique con ella por cualquier modo.
