La Conselleria de Transición Ecológica ha eliminado estos días más de una tonelada (1.000 kilos) de carpas comunes en el embalse situado junto al Centro de Visitantes de El Hondo. La Brigada de Conservación y Mantenimiento, formada por un capataz y tres peones, ha realizado las labores tradicionales de limpieza en este embalse, el que concentra buena parte de las pasarelas visitables del parque natural.

Primero se procedió al vaciado completo de la charca para, a continuación, cortar el carrizo que con el paso del tiempo va ganando terreno a las zonas húmedas. De ahí que esta tarea de gestión se realice de forma anual en El Hondo. Pero no por ser frecuente deja de sorprender a las personas que visitan el paraje, que en los pasados fines de semana se quedaron perplejas al ver primero cómo la charca estaba totalmente seca y después aparecieron en ella una serie de desechos entre los que se encontraban decenas de peces muertos. También numerosos plásticos.

Fuentes de la Conselleria destacan que esta tarea de limpieza del carrizo y de retirada de las carpas es esencial para mantener un ecosistema propicio para albergar aves acuáticas en peligro de extinción como la cerceta pardilla o la malvasía cabeciblanca, verdaderos emblemas del parque natural.

Puede resultar paradójico que para propiciar la vida de las anátidas más amenazadas del continente haya que «matar» a las carpas, denunciaban a este diario algunos visitantes que acudieron el domingo al parque. Pero la realidad es que esta especie está amenazando el equilibrio del ecosistema de este humedal. La carpa común es una especie invasora que ha experimentado un crecimiento incontrolado en el parque en los últimos años. Su abundancia provoca que aumente la turbidez del agua, causando la desaparición de la vegetación subacuática y, con ella, los recursos de numerosas aves acuáticas que encuentran en estos medios un adecuado lugar para el desarrollo de su ciclo biológico.

La paradoja de la muerte para la vida

El pasado fin de semana, educadores ambientales de la Conselleria explicaban a los visitantes que el vaciado del embalse situado junto al centro de recepción ha servido para mejorar la gestión de este área, la más visitada, y con ella ha llegado una sorpresa agradable.

Las quejas de los turistas se centraron en las carpas que habían aparecido -las pocas que no lograron recoger los técnicos y que salen a la superficie tras rellenar la charca- y también por la cantidad de basuras plásticas -las que llegan por los azarbes del río Segura y que acaban en la decepcionante imagen de la desembocadura-. El desecado de la charca hace que estos problemas salgan a la luz, sí, pero también han permitido probar este año evidencias de que las nutrias han llegado hasta escasos 200 metros del centro de visitantes.

La presencia de este mamífero es, sin duda, síntoma de que las aguas con las que se llenan estas charcas son de buena calidad, según explican los técnicos de la Conselleria a los presentes.