Burocracia. Algo que resulta tan simple para la mayoría como es obtener el DNI se ha convertido en el mejor regalo de Navidad para Y. J. El protagonista de esta historia ha pasado toda su vida en un limbo legal, después de que su padre lo trajera en extrañas circunstancias a Elche desde Venezuela cuando tenía dos años y no lo inscribiera en el Registro Civil. Este hecho ha causado numerosos problemas a un joven que, ayer, y tras muchos años de lucha, recibió su DNI.

La vida de Y. J. nunca ha sido fácil. El protagonista de esta historia llegó a Elche con dos años tras nacer en Venezuela. Según cuenta su abogada, su padre, de origen español, lo secuestró en su país de nacimiento para afincarse con él en la ciudad ilicitana, dejando atrás a su madre venezolana. De hecho, el joven, que ahora tiene 26 años, creció creyendo que su madre había fallecido, hasta que la mujer se puso en contacto con él a través de Facebook cuando ya tenía 19 años. Esta no es la única peculiaridad de su biografía, ya que Y. J. ha pasado su vida en un limbo legal, sin documentación alguna que acreditara su existencia más allá de una partida de nacimiento venezolana, ya que su padre, cuando llegó con él a Elche hace 24 años, decidió no inscribirlo en el Registro Civil, seguramente motivado por la ilegal forma con la que había sacado a su hijo del país sudamericano.

Pese a que Y. J. pudo estar escolarizado, su atípica situación le ha llevado a vivir al margen de la legalidad y le ha impedido disponer de DNI hasta ayer, día en el que recogió en la comisaría de Elche su documento tras una odisea burocrática de ocho años en la que ha tenido que superar numerosos obstáculos y en la que ha contado con el apoyo de la tramitadora de Extranjería Francisca Maciá y la abogada Virginia Pons. Los problemas de Y. J. habían ido en aumento desde que cumplió la mayoría de edad y carecer de DNI le impedía hacer muchas cosas que para cualquier ciudadano son un mero trámite, como disponer de una línea de teléfono o una cuenta bancaria, sacarse el carnet de conducir, viajar al extranjero o temer un empleo legal.

Al poco de cumplir la mayoría de edad los problemas de Y. J. empezaron a crecer, sobre todo desde el momento en el que fue interceptado en un control rutinario y los agentes policiales comprobaron que no disponía de documentación. En aquel momento fue enviado a un Centro de Internamiento de Extranjeros y se le abrió un expediente para proceder a una expulsión de España que, finalmente, no se llegó a ejecutar. Sin poder ser dado de alta en ningún trabajo, el joven vive actualmente con un hermano cuatro años menor, hijo de una relación que tuvo su padre con una mujer en Elche y que sí cuenta con su documentación en regla.

Situación insólita

Tras tanta desdicha en su corta vida, Y. J. tuvo la suerte de cruzarse en su camino con la tramitadora de Extranjería Francisca Maciá y, posteriormente, con la abogada Virginia Pons. Ambas mujeres han luchado durante los últimos ocho años con el joven para poder regular su documentación y acabar con la insólita situación que le ha tocado vivir. «Él tiene derecho a la nacionalidad al ser hijo de español pero el problema es que su padre nunca quiso registrarlo y estaba totalmente desamparado porque tampoco disponía de un pasaporte venezolano», explica la abogada Pons.

Uno de los trámites más complicados ha sido el de la inscripción en el Registro Civil fuera de plazo. «Después hemos tenido que resolver otras cuestiones para que fuera inscrito en el Ayuntamiento y lograra su documentación», añade Pons. Ayer, finalmente, y tras vivir muchas dificultades y momentos de tensión, Y. J. recogió su DNI en la comisaría como el mejor regalo navideño.