Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La lista de deseos de la Casita de Reposo

Cerca de 50 particulares y empresas aumentan su ayuda al centro por Navidad con donaciones de ropa, alimentos y artículos de higiene

Una niña junto a una de las educadoras sociales del centro. |

Dice el dicho que «Navidad es dar hogar al niño que ha nacido». Hay menores de edad que no lo tienen fácil en casa y se encuentran en una situación de vulnerabilidad social que intenta paliarse desde la Casita de Reposo. Este centro educativo y residencial forma parte de la red de centros de protección de menores de la Generalitat Valenciana en el que residen una quincena de jóvenes que proceden de situaciones familiares de abandono, inadaptación, pobreza o marginación y necesitan estar tutelados.

Allí se les enseña a llevar unas rutinas para que puedan ser autónomos cuando cumplen la mayoría de edad, y hasta los 23 años se les orienta en viviendas de emancipación.

Este año la crisis sanitaria por el covid-19 ha impedido que la mayoría puedan salir del centro para pasar estos días con sus familias. Las excursiones también están reducidas y sólo les queda la compañía. La ilusión por estas fechas señaladas también aflora entre los niños y niñas residentes y por ello desde la Casita de Reposo, gestionada por la Fundación Diocesana San José Obrero, tramitan las cartas que los jóvenes han querido hacer llegar recientemente a Papá Noel y próximamente a los Reyes Magos de Oriente.

Una de las peticiones más demandadas este año tiene que ver con la tecnología. «Necesitamos del tema informático, la posibilidad de tablets y ordenadores, portátiles o fijos porque al no poder salir casi ha habido momentos de aislamiento y es uno de los aspectos que más nos demandan. La tablet, por ejemplo, sirve para estudiar, jugar y hablar por teléfono, al igual que un ordenador» apunta Vicente Martínez, director de la Casita de Reposo y de la fundación San José Obrero. Expone que las circunstancias sobrevenidas por la pandemia hacen que la campaña de donaciones se esté enfocando en este tipo de artículos, ya que apenas cuentan con un ordenador por hogar y las opciones para que los jóvenes se entretengan han disminuido por la crisis sanitaria.

«No se pueden hacer muchas actividades y no puede entrar gente de fuera. Otras veces venia un grupo a hacer un taller, para jugar un partido de fútbol y este año es peligroso. Por eso el tema informático es recurrente porque da mucho juego. No pueden hacer nada pero pueden comunicarse», señala Martínez.

Al margen de estas demandas, los jóvenes también han escrito en estas cartas que les gustaría recibir ropa, aunque desde el centro piden a los colaboradores que por experiencia es mejor que envíen algún tipo de tarjeta de regalo para que los menores puedan elegir de forma más acorde la talla y el gusto.

Colaboradores

Actualmente hay unos cincuenta particulares y empresas que solidariamente aportan productos que necesitan en las instalaciones. Es por ello que todos los años difunden por sus redes sociales un listado con aquellos artículos prioritarios entre los que también se encuentran alimentos no perecederos, gel de baño, champú, jabón para la lavadora o hidrogel como novedad, que por las circunstancias se suma a la lista.

Antonio Martínez explica que se sienten agradecidos por el volumen de colaboradores con los que cuentan, que se mantiene estable desde el confinamiento por el covid-19, asegura. Indica que por lo general los voluntarios son familias de Elche «que conocen la casita de toda la vida, e igual te vienen con ropa, naranjas que recolectan, o con hortalizas que con juguetes. Está viniendo gente de todo tipo, veo bastante implicación». Como ejemplo mencionan la ayuda que les brindó recientemente la Fundación La Caixa para financiarles un nuevo vehículo con el que desplazarse, ya que la furgoneta que tenía el centro era muy antigua.

Como un día cualquiera

La Nochebuena y el día de Navidad se celebró en la Casita de Reposo como un fin de semana normal. La mayoría de los internos tienen de 10 a 17 años y sólo una pequeña parte pudo salir para ir a casa.

En estas fechas tienen prevista alguna salida a algún centro comercial, por ejemplo, y están agrupando a los jóvenes en grupos burbuja para controlar la situación en caso de contagios por covid-19.

En el centro trabajan 14 educadores sociales, un psicólogo, un trabajador social y un coordinador con el que la dirección se reúne semanalmente, además de dos limpiadoras, cocineras así como personal de mantenimiento del jardín. Además de las instalaciones de Peña de las Águilas, en Elche, tienen instalaciones en Orihuela y un centro de día.

Entre todos intentan que el espacio sea para ellos un cobijo donde dar una cierta familiaridad sin sustituir al hogar. «Un día necesitan llorar contigo, contarte una preocupación, todo lo que pueden necesitar intentamos apoyar», reseña el director del centro.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats