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Escritora

Elia Barceló: «Devuelvo a los lectores lo que me dio la literatura cuando era adolescente»

ESCRITORA. Avalada por el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, Elia Barceló (Elda, 1957) presentó ayer su última novela, La noche de plata, en la librería Ali i Truc de Elche. La autora eldense tuvo la oportunidad de mantener un contacto directo con sus lectores y compartir secretos sobre una historia de género negro ambientada en Viena.

La escritora Elia Barceló firmó ayer ejemplares en la librería de Elche Ali i Truc.

El amor por la literatura, la repercusión que tiene recibir un premio de índole nacional o el peso creciente que tienen las redes sociales son cuestiones que trató ayer Elia Barceló antes de su firma de libros en Ali i Truc.

Su visita a Elche ha servido para que presente su última novela, La noche de plata, ¿qué puede contar sobre el libro?

Es una novela negra a mi manera. No se trata solo de saber quién es el malo y por qué lo ha hecho. Es un libro de personajes y ambiente que sucede en Viena. No en la ciudad turística, más bien en la mágica y misteriosa. Detrás de sus oscuras fachadas suceden cosas fascinantes. No quiero hace daño al lector, tampoco me recreo en los detalles.

¿Ha tenido la sensación de dar un salto a la novela negra?

No ha sido así exactamente. Todas mis novelas son híbridas, mestizas. Trato de reflejar una realidad que no tiene un único género. Esta historia es negra porque hay crímenes, policías y cadáveres. También profundizo en la psicología, el interior, el misterio y las mochilas que los seres humanos llevan a su espalda tras muchos años de vida. No es la primera vez que hago investigación policial ni trato sobre crímenes.

El año pasado se le concedió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil...

Cuando te dan un premio por algo que te apasiona es fenomenal. Me permite estar en contacto con lectores que se evaden de la angustia, el aburrimiento o el tedio del día a día. Al escribir he tratado de devolver lo que me dieron a mí cuando era adolescentes autores como Julio Verne, Poe, Louisa May Alcott, Ursula Le Guin, Daphne du Maurier, Shirley Jackson, Cortázar o George Orwell. Me hicieron bien, descubrí modelos y formas de sentir, pensar y estar en el mundo.

¿Cómo valora el momento que vivimos actualmente?

Nos estamos cargando el único lugar en el que podemos vivir y dejaremos paso a las hormigas o las cucarachas como especie dominante. A través de las redes sociales e internet empieza a parecer que cualquier opinión es igual que la del resto y que cualquier idiota puede decir lo mismo que una persona que lleva 30 años trabajando en algo. Con la pandemia, por ejemplo, cada vez hay más gente que piensa que la opinión de su vecino vale igual que la de un epidemiólogo.

¿Ve algún aspecto positivo del uso de las redes sociales?

El contacto que permite con los lectores es fabuloso. Pero las redes lo que favorecen es presumir y vanagloriarse. A los de mi edad nos dejaron claro que uno no puede ir por el mundo presumiendo lo estupendo que es. Twitter me gusta porque si eliges bien tu timeline estas informado y recibes sugerencias e ideas. Instagram no me gusta porque solo sirve para el postureo y en Facebook nunca he estado.

Lleva años viviendo a caballo entre Austria y la provincia, ¿de qué manera siente su tierra?

Todos los veranos y Navidades que he podido he regresado a mi casa. Desde que me dedico solo a escribir paso la mitad del tiempo aquí y conservo a mis familiares y amigos de Elda. Mis recuerdos están unidos al mar, la luz y nuestra lengua. Me siento más mediterránea que española, aunque también me considero europea.

¿Cuál será su próximo paso?

Estoy escribiendo otra novela negra, menos oscura que La noche de plata. Es un noir mediterráneo más lúdico. Y en mayo se vuelve a editar una de mis obras favoritas, Disfraces terribles. No funcionó en España pero sí en Alemania o Escandinavia.

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