La borrasca «Filomena» ha dejado grandes estragos en un gran número de puntos del país con nevadas que en décadas no se habían visto mientras que en el litoral Mediterráneo el mar ha engullido parte de playa y se ha adentrado hasta en casas. En puntos como Arenales del Sol y Santa Pola el agua le ha ganado también terreno a la arena pero no se han registrado grandes destrozos. Sin embargo, el temporal ha motivado que las playas estén cubiertas de posidonia, una planta que viene a indicar que la calidad del agua es buena, aunque a nivel estético no sea del agrado del paseante.

Desde la concejalía de Playas de Elche apuntan que no se han detectado apenas incidencias en viviendas ni tampoco en cuanto a infraestructuras en el litoral, según Carles Molina, edil del área. Aún y así apunta que en todo caso sólo se han producido problemas puntuales con algún lavapiés.

«Filomena» cubre de posidonia las playas

Desde Santa Pola destacan que los efectos de esta nueva borrasca no han sido más fuertes que en cualquier otro temporal, «y nada fuera de lo común cómo pasó con el Gloria», apunta Jorge Díez, edil de Playas e Infraestructuras. Las playas urbanas son de las menos resentidas aunque sí que puede apreciarse cómo el agua llegó hasta el paseo en algunos tramos como Santiago Bernabéu al igual que la posidonia. Por ello a nivel municipal indican que los principales daños se notan en la pérdida de arena, sobre todo las calas de Santiago Bernabéu, «que habían arenado mucho hasta ahora y se ha vuelto a perder», según el edil. De igual forma reseña que tienen alguna reserva de arena cribada de la posidonia que esperan utilizar para la reposición. En cuanto al estado de los lavapiés todavía no han podido hacer una valoración técnica, pero pretenden remitir las deficiencias a la Agencia Valenciana de Turismo.

En cuanto a la posidonia permanecerá un tiempo en las playas hasta que termine secándose para almacenarse en los centros de acopio que cada municipio tiene dispuestos.

Desde el Centro de Investigación Marina (CIMAR) de Santa Pola, dependiente de la Universidad de Alicante (UA), apuntan que después de los temporales causados como este es habitual que ocasionen mucha hoja de este tipo de planta, sobre todo en otoño y en invierno que es más común que salga a la costa.

Según Irene Antón, bióloga y técnico del CIMAR, esta planta acuática debe permanecer el mayor tiempo posible en la costa porque la protege de la erosión. «El sitio donde debe estar es en la playa y se recoge por la imagen que da, pero es un error garrafal ya que protege el litoral y debería permanecer el mayor tiempo posible ahora que no hay visitantes»,

Por ello esta experta indica que el principal factor para conservar esta especie, así como las bolas que se forman por la acción del oleaje sobre los tallos, es la concienciación de que la imagen que presenta en las playas es natural. «Con el tiempo va desapareciendo sola y se va uniendo a la arena, por eso hay que verlo como una buena imagen de que el mar está vivo y ayuda a consolidar el litoral». Concluye que las hojas no resultan agradables pero la sensación es peor si se la población las asocia con basura.