La línea que separa el rojo del verde en el semáforo nutricional que algunos productos ya empiezan a aplicar en su empaquetado no es tan grande ya que algunos alimentos podrían no ser tan saludables.

Al margen del estudio sobre las declaraciones nutricionales, la investigadora Ana Belén Ropero apunta que el sistema Nutriscore utiliza una filosofía de sistema de compensación entre puntos negativos y positivos para establecer el color, pero hay cierta tolerancia en unos productos más que en otros. Pasa por ejemplo con el azúcar porque el sistema está basado en un modelo inglés que para los expertos en nutrición debería revisarse y adaptarse. De este modo, indica que por ejemplo ciertos edulcorantes que se aplican como estevia y otros en bollería, turrones o refrescos no los valora mal este semáforo, y por ello es probable que encontremos refrescos sin azúcar con una valoración verde (la más saludable) cuando se trata de un producto procesado con edulcorantes, que para la Organización Mundial de la Salud no están bien vistos, según los expertos.

Para frenar este tipo de prácticas de algunas empresas el Ministerio de Consumo apuntó que en el primer semestre del 2021 se comenzaría a limitar la publicidad de alimentos no saludables para niños.

Vamos por el pasillo de un supermercado con la lista de la compra preparada y cuando vamos a coger lo que necesitamos nos asaltan las dudas. Unos productos resaltan más que otros aunque no por ello sean más saludables. Detrás de etiquetas nutricionales como «fuente de fibra, bajo en grasas, rico en proteínas» hay detrás una gran campaña de marketing en cuantiosos artículos. Así lo ha demostrado un reciente estudio de la Universidad Miguel Hernández de Elche que concluye que la mitad de las declaraciones nutricionales de alimentos a la venta en España no cumplen la legislación.

Y no lo hacen en muchos casos porque hay una normativa europea ciertamente laxa que da cierta flexibilidad a las empresas a la hora de elaborar este etiquetado, que no siempre se acerca a la realidad.

El estudio lo ha realizado el equipo BADALI de la UMH y está dirigido por las profesoras de Nutrición y Bromatología Ana Belén Ropero y Marta Beltrá. Han analizado la prevalencia de las declaraciones nutricionales de cerca de 3.200 alimentos a la venta en España que están en una base de datos que se ha establecido para el estudio.

Las empresas establecen de media más de tres declaraciones por alimento y a la cabeza se encuentran frutos secos, semillas, legumbres y bebidas no alcohólicas. Los nutrientes más mencionados son las grasas y las vitaminas, seguidas de minerales y fibra mientras que las declaraciones más populares se encuentran «rico en fibra», «sin azúcares añadidos», «con calcio» o «bajo en sal», exponen.

Estas declaraciones se usan con fines comerciales con el objetivo de aumentar las ventas de los productos que las llevan y por tanto pueden influir en el proceso de compra. «Hay margarinas con un 40% de grasa y dicen que regula el colesterol, legalmente cumple la legislación pero no lo convierte en saludable. Y ahí está el peligro». Este es sólo un ejemplo que pone la investigadora Ana Belén Ropero pero podrían encontrarse con infinidades. Explica que por ejemplo el pescado contiene declaraciones sobre el omega 3 que no están bien hechas, «y eso es obligatorio, por lo que es una mala práctica de la propia empresa porque a veces no tiene gente que lo haga bien».

De igual forma hay otros artículos que llegan a tener hasta 20 declaraciones y falta precisión de los valores nutricionales en algunos artículos, «porque si de unas legumbres dices que tienen mucho hierro hay que indicar cuanta cantidad».

Con los azúcares también ocurre ya que la normativa permite a la industria hacer trucos para añadir azúcares a ciertos productos aunque después se venda como que no los tiene. El etiquetado está regulado desde 2006 por la Comisión Europea tras muchos años de vacío legal. Aún y así, apuntan que desde 2008 y hasta la fecha no ha salido ninguna legislación referente a los perfiles nutricionales que evitaría que productos no recomendables puedan llevar este tipo de etiquetado tan visual en los paquetes, y que se maticen, además, requisitos extras que deben cumplir las empresas para hacer este tipo de declaración. Aún y así, «a veces la legislación es tremendamente lenta y es de suponer que los lobbies de las grandes multinacionales tienen su palabra», apunta Ana Belén Ropero.

De igual forma los expertos explican que hasta la fecha no están muy claras las sanciones a las que deberían hacer frente aquellos fabricantes que venden productos engañosos. En base al reglamento nº 1924/2006 de la CE, hay más de 30 declaraciones nutricionales que se pueden hacer de los alimentos destacando no sólo el aporte energético si no los tipos de grasa, fibra, proteínas, azúcares, vitaminas o minerales. Donde más habitual suele ser encontrarlas es en cereales de desayuno, galletas, bebidas lácteas así como vegetales y margarinas. Por otra parte, los errores más comunes con este tipo de etiquetado se suelen ver en frutos secos, semillas, pescados, mariscos, dulces y chocolates.

Para mitigar esta problemática, las expertas apuntan que es esencial formar al consumidor «porque estamos sujetos a mucha información errónea».

Promoción

En este sentido Ropero expone que sería recomendable que por ejemplo las cadenas de supermercados recordasen de una forma visual las propiedades de productos no empaquetados como frutas, verduras o pescado fresco porque difícilmente se ven en ellos las declaraciones nutricionales. Precisamente estos alimentos naturales son la base de la alimentación y de ellos se pueden hacer multitud de declaraciones que no se suelen hacer.

Los edulcorantes que pasan el verde en el semáforo

La línea que separa el rojo del verde en el semáforo nutricional que algunos productos ya empiezan a aplicar en su empaquetado no es tan grande ya que algunos alimentos podrían no ser tan saludables. Al margen del estudio sobre las declaraciones nutricionales, la investigadora Ana Belén Ropero apunta que el sistema Nutriscore utiliza una filosofía de sistema de compensación entre puntos negativos y positivos para establecer el color, pero hay cierta tolerancia en unos productos más que en otros. Pasa por ejemplo con el azúcar porque el sistema está basado en un modelo inglés que para los expertos en nutrición debería revisarse y adaptarse. De este modo, indica que por ejemplo ciertos edulcorantes que se aplican como estevia y otros en bollería, turrones o refrescos no los valora mal este semáforo, y por ello es probable que encontremos refrescos sin azúcar con una valoración verde (la más saludable) cuando se trata de un producto procesado con edulcorantes, que para la Organización Mundial de la Salud no están bien vistos, según los expertos. Para frenar este tipo de prácticas de algunas empresas el Ministerio de Consumo apuntó que en el primer semestre del 2021 se comenzaría a limitar la publicidad de alimentos no saludables para niños.