Que la hostelería es uno de los sectores más tocados por la crisis sanitaria no tiene discusión a estas alturas. Prueba de ello son las continuas protestas en todos los rincones de la provincia de los propietarios de locales o la reuniones con los agentes políticos para buscar unas soluciones que no llegan. Las últimas restricciones aprobadas por el Consell, principalmente la que les obliga a bajar la persiana a las 17 horas, puede convertirse en la puntilla para bastantes negocios. Ante ello, son muchos los establecimientos que han decidido tirar de ingenio para minimizar pérdidas.

De esta forma, se puede encontrar desde una cafetería que ha comprado un carro con el que vender café más allá de la hora fijada para el cierre hasta una cooperativa formada por distintos locales para poder contar con repartidores, pasando por nuevos menús que se adaptan a los envases que se sirven a domicilio o unos «riders» que se las apañan como pueden para sortear las limitaciones horarias.

La ocurrencia de utilizar un carro para vender café más allá de las 17 horas procede de la Boutique del Café, establecimiento de la céntrica calle Hospital de Elche. Su propietario, José Antonio Calderón, ha adquirido una especie de isocarro de los que se utilizaban antiguamente en la agricultura y lo ha convertido en una auténtica cafetera profesional sobre ruedas. «Está funcionando muy bien pero algunos vecinos se han quejado y, como es algo tan novedoso, el Ayuntamiento no sabe si catalogarlo como churrería, como venta ambulante o en otro sector. Así que estamos a la espera de que nos vuelvan a conceder el permiso», lamenta Calderón.

El promotor de esta idea dice que se ha inspirado en las carros de similares características que deambulan por las calles de Nueva York para la venta de perritos calientes. Así que en el mercado de segunda mano adquirió este vehículo que ha restaurado por completo. «A través de internet hemos comprado piezas como el embrague o los frenos», explica Calderón. Con su iniciativa puede resolver el problema de quien quiera tomar una bebida caliente por las calles del centro de Elche cuando se pone el sol.

Trabajo en común

Las nuevas restricciones también están llevando a muchos locales a juntarse para poder subsistir. En el caso de Elche, varios establecimientos han unido fuerzas para crear una cooperativa, Viper Rider, que les permite contar con repartidores que lleven su comida a domicilio, algo que el nuevo escenario sí que permite hacer más allá de las 17 horas. Muchos de estos establecimientos son pequeños y su caja diaria no les permite pagar el sueldo de un repartidor, empleado con el que sí pueden contar si lo comparten.

«Los compañeros de la hostelería nos estamos uniendo para darnos soluciones unos a otros que nos permitan sobrevivir a la pandemia», asegura el promotor de la cooperativa de repartidores, José Vicente Torrente. Desde la Plataforma de la Hostelería Ilicitana, su secretaria, Eli Parres, añade otras medidas a la desesperada que muchos empresarios del sector están aplicando para capear el temporal. «El servicio de comida ha domicilio se ha acelerado, al igual que la implementación de dos turnos para comer a mediodía. Y bastantes locales que cerraban los lunes y los martes, ahora abren los siete días de la semana», sostiene Parres.

Comida en envases

El hecho de tener que potenciar la comida a domicilio ha provocado nuevos problemas a los que también se le han tenido que dar soluciones mediante el ingenio. «Las ofertas gastronómicas y las cartas de los restaurantes se han adaptado para ofrecer el servicio a distancia. No todos los platos sirven para los envases, por ejemplo los que se pueden derramar, por lo que ahí también se ha hecho un trabajo grande», añaden desde la plataforma hostelera.

Los «riders» también exponen su visión de la nueva realidad, como Denis Allso, que trabaja en la ciudad de Alicante. «La compra de envases y bolsas para vender a domicilio se ha disparado porque el adelanto del cierre ha sorprendido», apunta. «Nosotros podemos trabajar hasta las 22 horas pero algunos compañeros alargan el horario por su cuenta y riesgo», concluye el repartidos Carlos Iglesias.