¿Cree que en esta crisis sanitaria están pesando más las cifras que las vidas que hay detrás?

No podemos sistematizar la muerte como algo normal y menos en el contexto de una epidemia. Hay que entender que las cifras son importantes, pero si en un accidente mueren 40 se les suele poner cara y se empatiza más con las historias. No se trata de una «gripecilla», ni de una invención de nadie. Hay muchísimas familias destrozadas, se sigue incrementando el número de contagios y este dolor y estrés físico no lo vamos a aguantar.

Aún así está recibiendo insultos en las redes por ser un trabajador que narra la realidad que ve a diario...

Me llaman «asustaviejas», que soy alarmista, que estoy financiado por el Gobierno, y aquí no hay que darle más vueltas, lo hacen para desmoralizar. Al principio no entendía que me lo dijeran porque contaba lo que vivo todos los días e intento que no tenga que contar historias tristes. Opto por bloquear comentarios pero esto va a más, el negacionismo ya no solo parte de la ignorancia si no que lleva a actitudes crueles con situaciones graves. Hay muchos pacientes que vienen y a los que les damos la mano en un suspiro final y nos piden abrazos. Hay historias muy desgarradoras que se repiten día a día, y puede ir a peor.

«Los negacionistas me critican por contar historias desgarradoras del día a día, que pueden ir a peor»

¿Hay medios suficientes para que los profesionales puedan prestar las debidas atenciones?

Durante muchos años se ha ido ninguneando a los profesionales, recortando estancias, se han ofrecido muchos contratos precarios. Otros muchos se han ido a otros países o a otras comunidades con mejores resultados. Ahora podemos aumentar camas, aumentar el número de respiradores pero los sanitarios son los que son. Tenemos un profundo compromiso con nuestra profesión para seguir al pie de cañón y lo asumimos, estamos trabajando al doble o al triple.

¿Se está haciendo un llamamiento general para reforzar el personal?

Se han hecho llamadas para reforzar unidades de cuidados intensivos, hospitalización, urgencias..., pero la disponibilidad es mínima porque trabajan en otro sitio o están fuera.

«No tiene sentido que metamos a miles de personas en un metro y luego pidamos que no vayan a los bares»

¿Cuál es el perfil del paciente que está pasando por Urgencias?

Hemos visto cómo ha evolucionado el incremento de contagios y llegan con síntomas más fuertes tras ser atendidos por Atención Primaria como neumonías bilaterales. Aún sigue viniendo gente con contagios y les explicamos que no les hacemos PCR si no que los derivamos a Atención Primaria, aunque también está saturada al haber familias enteras contagiadas, por lo que el rastreo está siendo humanamente imposible. Además, para que crezca la curva de mortalidad quedan unas semanas, y esto generará muchas historias tristes.

¿Les están prestando ayuda para aguantar esta tercera ola?

Se nos ha ofrecido ayuda de psicólogos y psiquiatras para canalizar las emociones porque estamos trabajando al triple y genera el estrés final y cansancio al que nos vemos sometidos y la carga emocional.

«Podemos aumentar el número de camas y de respiradores pero los sanitarios son los que son»

¿Qué efectos tendrá este repunte de casos?

Con la primera ola había mucha incertidumbre por el protocolo y ahora no hemos concluido una ola para empezar otra. De repente se unen las reuniones navideñas, la variante británica o el frío que favorece los contagios. Estamos en una situación crítica porque el sistema sanitario venía dando síntomas de colapso. Se están aplazando consultas. Vemos que se reportan muchos casos pero detrás están todas las personas que llegan con un tumor, gente que se queda en casa y llega con infartos, ictus...y luego las secuelas económicas.

¿Confía en que el cierre de la hostelería será parte de la solución?

Lo que se puede rastrear es que entre el 35 y el 40% de los contagios se producen en el entorno familiar, pero es bastante difícil de controlar si no es con responsabilidad. Lo más fácil era cerrar hostelería, gimnasios... pero no tiene sentido que metamos a miles de personas en un metro o que las salas de universidad estén llenas para hacer exámenes presenciales y luego pidamos que no vayan a los bares. Hemos criminalizado a quien no se lo merece porque no hay constancia de que el contagio mayor se produzca en la hostelería, y las medidas deben ser coherentes para todos.

¿El confinamiento total es la única manera de acabar con la pandemia?

Es el único instrumento pero es una medida que tiene efecto a corto plazo, aunque el coste seguramente no se pueda afrontar. Si bien es cierto que esta enfermedad no es tan letal, en determinados pacientes sí que puede ser grave. Debe haber más conciencia social y la responsabilidad individual es lo único que nos va a salvar.

¿Cómo de eficaz será la vacuna?

El ritmo de vacunación no es el adecuado porque no hay disponibilidad de dosis, pero no es un problema solo de España. Se debería priorizar para invertir en prevención porque si hubiésemos invertido antes en medidas preventivas probablemente no tendríamos ahora estos problemas.