Entre tres huertos reconocidos como Patrimonio de la Humanidad y junto a Portes Encarnades, hay una parcela que lleva más de dos décadas esperando a ser edificada. Unas 950 viviendas en edificios de ocho alturas forman parte de un proyecto urbanístico que obtuvo los permisos del Ayuntamiento para ver la luz, pero que años después acabaría topando con el rechazo frontal de la Conselleria y del Gobierno Central por tener delante el Palmeral.
Esta es la historia de una urbanización bloqueada en el tiempo por el choque y las contradicciones entre las administraciones, lo que una vez más ha creado inseguridad jurídica entre los promotores al ver que las autorizaciones municipales pueden acabar quedando en la nada si hay patrimonio de por medio .
El sector E-16 fue calificado por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1998 como suelo urbanizable y en él se incluyeron tres huertos de palmeras: Toni Escorina, Portes Encarnades y Sansano, calificados todos ellos como zona verde. Ese plan, todavía vigente en Elche, recogió que los huertos deberían ser cedidos al Ayuntamiento de forma gratuita una vez se construyera en la zona. Fue en 1999 cuando una agrupación de interés urbanístico empezó los trámites para levantar allí una urbanización, a través de la presentación de un Plan Parcial. Posteriormente, en el año 2000 el Palmeral fue declarado como Patrimonio de la Humanidad, lo que acabó afectando a esos huertos que también fueron reconocidos. Además, la parcela quedó catalogada como zona de amortiguamiento del Palmeral. Sin embargo, el Plan Parcial que presentaron los promotores para construir en la finca fue aprobado por el Consistorio ilicitano en el año 2002, pese a la declaración de la Unesco.
Con la crisis de por medio, los trámites se paralizaron hasta 2011, año en el que el Ayuntamiento dio luz verde a la primera modificación del Plan Parcial y en el 2013 una segunda. ¿Qué suponía eso? Pues que el Ayuntamiento dio el visto bueno a los dueños del suelo para urbanizar en este sector para permitir construir hasta ocho alturas en los nuevos edificios, en lugar de siete como estaba establecido en un principio. Entonces se le pidió a los promotores hacer inmuebles más altos, más estrechos y separados por viales más anchos para que los huertos de palmeras se pudieran ver con más facilidad.
Desde esa fecha, según relató la edil de Urbanismo, Ana Arabid, pasaron años sin que se realizara ningún movimiento nuevo, hasta que en 2018 la agrupación de interés urbanístico presentó al Ayuntamiento el plan de urbanización ajustado a los últimos requerimientos y éste lo remitió a la Conselleria de Cultura para su visto bueno.
Colectivos, en contra
A partir de ahí empezaron las catas previas a la construcción en un terreno donde resultó aparecer un yacimiento íbero, sobre el que meses más tarde se llegó a posicionar hasta el Ministerio de Cultura advirtiendo que podría tratarse de una extensión de La Alcudia.
Al ver que el proyecto de urbanización se reanudaba, una plataforma ciudadana, formada por colectivos que se opusieron al derribo de El Progreso o al proyecto del Mercado Central, comenzó a movilizarse en 2019 y pidieron a la Conselleria de Cultura su paralización en favor de la protección de los restos arqueológicos y advirtiendo de la afección de la edificación en los huertos. Pese a todo, los propietarios siguieron su camino y dieron un paso más para ver realidad su proyecto, con la presentación a Urbanismo del proyecto de reparcelación. Sin embargo, en mitad de este lío, la Subdirección General de Patrimonio Histórico, del Gobierno Central, también acabó interviniendo en el conflicto al haber recibido dos denuncias sobre el impacto en el Bien del Patrimonio Mundial. El organismo, a petición de la Unesco, instó al Ayuntamiento a que se abstuviera de realizar actuaciones en esa finca que pudieran afectar a los huertos.
El batacazo para los propietarios llegó hace unos meses, cuando en diciembre del año pasado la Administración autonómica emitió un informe definitivo con el que desautorizaba el proyecto de urbanización por considerar que «perturba» el Palmeral.
Arabid: «Buscamos alternativas para construir»
La edil dice que consultará sus propuestas con otras administraciones para evitar informes negativos
El equipo de gobierno anunció este jueves el inicio del proceso para buscar «alternativas» que permitan construir en la finca, también conocida como El Arsenal, para «compatibilizar el desarrollo del sector con el visto bueno de las demás administraciones», señaló la edil de Urbanismo, Ana Arabid. La concejal del área reafirmó que la prioridad municipal es «salvaguardar el Patrimonio de la Humanidad», pero reconoció el derecho «de propiedad del suelo de los titulares incluidos en el sector y de la facultad que poseen de participar en las actuaciones de nueva urbanización».
Para ello, la junta de gobierno tiene previsto aprobar hoy encargar al Servicio Técnico de Urbanismo y al Servicio de Arquitectura y Patrimonio Cultural la redacción de una modificación de la propuesta actual de desarrollo del Sector E-16. Eso implicará que los técnicos municipales estudiarán cómo hacer compatible la obra sin perturbar el Palmeral y una de las soluciones que se analizará será, como confirmó Arabid, reducir las alturas de los edificios, aunque no será la única.
Lo que sí que tiene más claro el ejecutivo local es que esas alternativas van a ser consultadas antes de nada con la Conselleria y con el Ministerio «para ahorrarnos informes desfavorables luego», dijo Arabid. También hay compromiso de tener contacto fluido con los promotores.
La concejal de Urbanismo ha recordado que hay una resolución que dice que el proyecto no es viable tal y como está planteado, por lo tanto, la solución pasa por buscar otra opción. También ha advertido de que se trata de una situación «compleja».
