La pandemia de coronavirus está lastrando que muchos migrantes puedan regularizar su situación en la provincia al no poder cumplir algunos de los requisitos, como los que marca el recurso del arraigo social, por haber perdido el empleo. Desde la organización Elche Acoge aseguran que debido a la crisis sanitaria han tenido que multiplicar sus atenciones a extranjeros, más de un millar, para intentar agilizar los trámites y que puedan regularizar su situación y obtener la residencia. Reseñan que muchas personas migrantes están afectadas porque se ha truncado la esperanza que tenían en los meses previos al inicio de la pandemia, cuando tenían posibilidad de acceder al mercado laboral con herramientas como los precontratos, donde una empresa les garantizaba la posibilidad de trabajar, dándoles un respiro en su proceso, y permitiéndoles iniciar los trámites de «papeles provisionales».

El arraigo social es la vía más utilizada por extranjeros que quieren conseguir la autorización de residencia, y es necesario demostrar que hay vínculos familiares, laborales y sociales con el país de acogida.

La vigencia es de un año, y para poder presentarlo y obtenerlo, es necesario cumplir condiciones, como tener un contrato de trabajo firmado por el mismo periodo de vigencia del arraigo, mínimo un año, explican desde Elche Acoge.

Apuntan que esta es sólo una de las exigencias para iniciar el trámite ya que se trata de «una yincana de obstáculos burocráticos a los que se enfrentan y entre los que aparece la necesidad de haber permanecido en España como mínimo tres años».

Según Zurab Oganesyan Akopyan, abogado de Elche Acoge, los afectados se encuentran en una situación desesperante porque «cuando la persona ya no tiene ese contrato tenemos ese obstáculo y no podemos avanzar y hay documentos que se caducan a los tres meses como los penales de su país de origen». De igual forma, explica que la atención se dificulta porque hay cierto colapso en Servicios Sociales así como en las citas de Labora.

ERTE

La situación se recrudece porque las empresas no pueden garantizar nuevas incorporaciones al haber muchos trabajadores en ERTE. Es lo que le dicen a Mario. Peruano de 55 años que lleva tres años en Elche aportando documentación para conseguir el arraigo social. El último trámite que le faltaba era un contrato de trabajo, que no termina de conseguir porque las empresas alegan que están en un ERTE. Se siente en tierra de nadie y trabaja limpiando piscinas, de jardinero o en la construcción, pero sin contrato. o también en construcción.

Otro caso podría ser el de Hichem, de 46 años y natural de Túnez, que trabaja cosiendo pero desde hace dos meses espera que Extranjería le responda para seguir el proceso de regulación.