Los vecinos estaban hartos. En las inmediaciones de ese restaurante (cerrado, en teoría, como el resto) no había quién pudiera pasar con su vehículo porque los que allí estaban estacionados día sí y día también aparcaban de forma irregular y no era ni para un minuto ni para dos, para una urgencia o para recoger un pedido de comida porque todos podemos ser pacientes con estos casos. No, dentro se se fraguaba algo más. Al final, varios afectados decidieron coger el teléfono, llamar a la Policía Local y confirmar lo que para todos eran sospechas: allí dentro se consumía. Pero, descubierto el negocio dando bebida, y comidas, incumpliendo las normas para evitar la propagación del virus, allí no acabó todo. La Policía Local tuvo una rocambolesca historia, con abogado de por medio, para cumplir con su labor de denuncia de la infracción. En total 17 por desobediencia y quebrantamiento de las medidas frentes al covid.

Los hechos ocurrieron el pasado viernes sobre las 15.20 horas, momento de comida tranquila, regada con cervezas, vinos y quién sabe si de licores, y previa al fin de semana. A esa hora, "varios vecinos cercanos a un restaurante ubicado fuera del casco urbano", dice el comunicado de la Policía Local, que obvia señalar dónde se produjo el servicio, decidieron dar aviso sobre la presencia en los días previos de vehículos fuera del local, "mal estacionados y que dificultaban el paso de otros automóviles. También indicaron haber visto a numerosos clientes consumir comida dentro del establecimiento".

Ante esta circunstancia, una dotación de Policía Local se dirigió al lugar para comprobar la posible comisión de una infracción a la normativa vigente y confirmó el irregular estacionamiento de vehículos, además del olor a comida y el ruido de personas en el interior, por lo que llamaron a la puerta del negocio en reiteradas ocasiones, pero nadie les contestó. Se explica en el informe policial que tras 20 minutos de espera, "una persona salió para indicar que el titular de la actividad les atendería en breve". ¿En breve? Tuvieron que pasar dos horas y media desde que les llegó la denuncia telefónica para conocer no al propietario sino "un abogado a requerimiento del gerente del establecimiento, quien se entrevistó con los agentes". Seguidamente la dotación policial realizó una inspección rutinaria del local y recopiló numerosas infracciones a la normativa básica relativas a seguridad, consumo e higiene de distinta gravedad. Según informa la Policía Local el gerente obstruyó la inspección y ocultó a los comensales, pero fueron identificados cuando estos quisieron regresar a sus domicilios. La paciencia de los agentes, que no se movieron del lugar, forzaron que al final todos fueran identificados y sancionados.

Ley 14/2010

El titular de la actividad fue denunciado por infracción a la Ley 14/2010 por falta de colaboración en la inspección, y por el incumplimiento de medidas sanitarias e higiénicas básicas y extraordinarias.

Esta no ha sido la única infracción grave ocurrida en Elche pues en dos ocasiones se ha sancionado a clientes de hoteles que han utilizado las terrazas para, pasada la medianoche, consumir y beber. Una minifiesta en la que ya participaron once personas, seis de las cuales además no eran residentes en la Comunidad Valenciana cuando ésta se encontraba cerrada para evitar la propagación del covid.

La publicación de esta denuncia ha enfadado, y mucho, a los restaurantes ilicitanos que están resistiendo con los cierres y acumulando pérdidas, a la espera de que el Ayuntamiento o la Generalitat Valenciana arbitren ayudas pero, sobre todo, les permitan reabrir. Durante los últimos días se han sucedido nuevas protestas, pero también reuniones con la administración, aunque ellos lo que reclaman es volver a abrir sus puertas cuanto antes.