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Opinión

Más imprescindible que nunca

Cada 8 de marzo la sociedad ilicitana sale a las calles para reclamar la igualdad real

8-M.- Un estudio sobre brecha de género y un homenaje a María Lejárraga, iniciativas de la SGAE para este lunes

Este 2021 celebramos un 8 de marzo muy peculiar marcado por la pandemia de la Covid-19 que desbarató nuestro día a día y la manera de entender las relaciones sociales y personales hace casi un año. Si algo ha puesto de manifiesto esta crisis es que nuestro sistema de bienestar, nuestra frágil conciliación familiar, estaba sustentada sobre los hombros de miles de mujeres, que han cargado con ese peso renunciando, muchas veces, a sus propios proyectos personales, profesionales o educativos priorizando el bien común.

Cada 8 de marzo la sociedad ilicitana sale a las calles para reclamar la igualdad real. En esta ocasión ha tocado reinventarse para cumplir con las medidas de seguridad, pero la necesidad de visibilizar y reivindicar esta lucha sigue con la misma intensidad.

En estos días previos a la cita, televisiones, tertulianos y debates varios nos han atiborrado con imágenes del 8 de marzo del año pasado y han situado el debate en si es necesario salir a las calles en este día o hay que quedarse en casa por la grave situación de pandemia.

El simple hecho de que el Día Internacional de las Mujeres haya suscitado este debate, mientras que ninguna de las manifestaciones, concentraciones, protestas y movilizaciones de los meses previos hayan sido cuestionadas por su pertinencia ni su riesgo para la salud, nos muestra la importancia y la necesidad de seguir reivindicando y trabajando por la igualdad. Más aún cuando hemos sido las mujeres, las que, una vez más, hemos renunciado a salir a las calles por el bien común y hemos organizado actividades virtuales reivindicativas.

Este hecho es uno de los síntomas de la grave enfermedad. Una enfermedad llamada patriarcado. Una enfermedad que impregna toda nuestra sociedad. Una enfermedad que no se ha erradicado y que por eso tenemos que visibilizar y mostrar todo el trabajo que queda para poder conseguir esa igualdad real, cuáles son los obstáculos y conocer los datos que reflejan esa feminización de las discriminaciones e injusticias a las que se enfrenta la mitad de la población lo largo de toda su vida.

Esta crisis sanitaria y económica nos ha afectado a toda la humanidad, pero en las mujeres ha tenido una incidencia más grave. La feminización de la pobreza se ha acrecentado en esta crisis, el número de mujeres que han abandonado sus empleos para ponerse al frente de los cuidados o aquellas que se encuentran por debajo de los umbrales del salario mínimo en la economía sumergida. Han sido ellas las que, una vez más, han hecho las renuncias para que todo pudiera seguir adelante.

La pandemia ha puesto de manifiesto una vez más la importancia de la economía de las 3C, la crianza, las curas y los cuidados, tareas que recaen mayoritariamente en las mujeres, así como los empleos relacionados con el bienestar y la salud, imprescindibles como no ha quedado ninguna duda en este año fatídico, en el que las personas profesionales de la salud, el cuidado de dependientes, de mayores y menores, han dado más de sí de lo que podían. Y han sido imprescindibles.

Precisamente, la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas trabaja en la elaboración de la nueva Ley de Igualdad valenciana, que entre otras cuestiones, abordará la feminización de la pobreza y las enormes desigualdades todavía presentes que arroja datos escalofriantes como que el 80% de los salarios brutos anuales por debajo de los 12.000 euros son ocupados por mujeres.

El feminismo es hoy más imprescindible que nunca. Por ellas, por ti, por nosotras.

Este 8 de marzo es imprescindible.

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