Por el único hecho de ser mujer, huyen de su país de origen, para protegerse de la violencia de género, del matrimonio pactado, de la ablación genital, del aborto selectivo, de los crímenes de honor, del tráfico de niñas con fines de explotación sexual...y en su trayecto de huida sentirán miedo ¿Por qué? Por ser mujer.

La inseguridad de la vida de la mujer aumenta exponencialmente en su camino de intento de llegada a un país de acogida. Sufrirán ataques verbales, físicos y violaciones intentando sencillamente sobrevivir.

En muchas ocasiones, vienen con menores a su cargo, la desesperación en su protección provoca otra carga emocional indescriptible. El miedo al secuestro o a la perdida en el mar de alguno de sus hijos o hijas, a la separación algunas veces forzosa a la entrada de un Campo de refugiados, a ser engañadas en trámites burocráticos de dudosa fiabilidad... será su sombra constante. Miedo a seguir pasando miedo, pero llenas de coraje y valentía.

Sufrirán ataques verbales, físicos y violaciones intentando sencillamente sobrevivir.

Las mujeres refugiadas son mujeres ante todo valientes, que arriesgan sus vidas buscando otras mejores, aunque aquí y en la mayoría de países europeos, el sesgo de género determinará que solo puedan acceder, en los mejores de los casos, a sectores más precarios que siguen siendo feminizados y en los peores a la prostitución.

Favorecer las relaciones horizontales y de sororidad puede suponer la gran diferencia entre la recuperación personal de ellas y de la sociedad, o seguir dándole doble discriminación.

Y ya, en el intento de hogar, en su nuevo país, recibirán la duda consciente o no en la mirada de otras personas, mujeres también, dejándoles caer el peso de una sociedad que todavía no sabe aceptar cien por cien a otras mujeres, con otras historias en su memoria, en sus identificaciones culturales como vestimentas o cabellos trenzados, en sus dulces acentos, y ante todo haciéndolas culpables de un momento de crispación actual, utilizado políticamente por un partido ultraderechista, con discursos misóginos, xenófobos y discriminatorios contra ellas, por ser mujer y por ser "de fuera"

También las "fake news" sobre género i migración perjudican a la realidad, manipulando los relatos, los datos y así la percepción verdadera.

Estás informaciones llevan un mensaje implícito de odio e inferioridad, con un argumento contrario a las políticas de integración e igualdad y corren a gran velocidad, mucho más que las informaciones posteriores que desmontan el titular.

los memes de contra el 8 M, es sin duda una siembra fascista y de falta de empatía ante una situación evidente

Detrás de estas noticias falsas (beneficios y ayudas por ser mujer refugiada, por embarazo, o el recelo constante a que sus nuevos matrimonios ya aquí no sean por amor...) siempre queda la verdadera historia y la mujer cuestionada. Detrás, mucha gente organizada que se vale de plataformas digitales para la virilización de estas ideas fascistas.

El rumor tóxico, las "fakes news" o los memes de contra el 8 M, es sin duda una siembra fascista y de falta de empatía ante una situación evidente.

Un 8 M por todas las mujeres que huyen, las que llegan y las que sueñan hacerlo, por una sociedad libre y sin miedo para ellas, donde el amor corra más rápido que el rumor.