El barrio de Los Palmerales se construyó hace ya 45 años y más de la mitad de este tiempo se ha pasado entre anuncios de derribos. La justificación ha sido desde acabar con pisos donde se vendía droga con impunidad a evitar más ocupaciones ilegales o regularizar a familias que tomaban luz y agua de la red general mientras otras esperaban pacientemente una vivienda social desde hacía años. Ayer el conseller de Vivienda, Ruben Martínez Dalmau, vino a Elche para un anuncio que no cerró del todo porque, aunque desde el pasado año el Ayuntamiento viene anunciando que se van a demolerse dos escaleras de la calle Llimoner, concretamente las número 21 y 23, el vicepresidente sigue sin ponerle fecha, pero sí dijo en su comparecencia que habrá otra demolición más, justamente la de las dos escaleras colindantes, las número 25 y 27, que también caerán para dejar limpia otra manzana más del barrio. Ahora bien, mientras las primeras (bloques 21 y 23) se ejecutarán a lo largo de 2021, pues ya se está elaborando un proyecto de derribo que se eleva a 242.000 euros, las otras (bloques 25 y 27) serán en 2022 porque habrá que realojar antes a los inquilinos.

Dalmau utilizó la palabra «irreversible»; es decir, que están en «ruina económica» y no merece la pena más inversión pública, para justificar esta actuación. De hecho, supuestamente están tapiadas, algo que ayer por los ruidos que se escuchaban en el interior dejan mucho que desear. Para el vicepresidente visitar un barrio con bloques en este lamentable estado después de una inversión de 29,7 millones los últimos años en Elche, la ciudad «en el que más ha invertido» la Generalitat, fue algo frustrante.

Conselleria ve «irreversible» salvar del derribo otras dos escaleras de Los Palmerales

El alcalde, Carlos González, dijo que los derribos y la intervención del ARRU de Los Palmerales (un plan que incluye áreas de regeneración y renovación urbana en toda la Comunitat) supone una «mejora urbana y de las condiciones de vida de sus residentes» y lo calificó de «gran éxito», al tiempo que recordó que este es «un barrio modesto, humilde, que tiene que tener calidad de vida y estándares apropiados para el conjunto de los vecinos». Dalmau también se refirió al ARRU como un plan de dignificación del parque público de la Generalitat, «tenemos que conseguir que la totalidad de las personas que residan en viviendas públicas tengan las mejores condiciones para desarrollar su vida. Tenemos que romper la dualidad entre riqueza y pobreza y un paso importante va a ser el derribo de esos edificios, unos bloques que manifiestan lo que no queremos que sea la vivienda pública, que manifiestan la precariedad y la falta de condiciones, para después poder avanzar en la regeneración del barrio». El pasado 29 de noviembre, el Consistorio declaró el estado de ruina de la edificación y el 11 de diciembre Martínez Dalmau dictaminaba una resolución para ordenar su demolición.