Que las zanjas que rodean el antiguo Mercado Central de Elx se tapen y que las vallas que lo rodean desaparezcan, es una buena noticia. Así mejorará la protección de los restos hallados y se normalizará, en parte, el entorno donde se enclava que, desde hace años, padece una situación vergonzosa por la sensación de abandono, inseguridad e incomodidad que representa para el vecindario, y para la propia ciudad, en uno de sus espacios más emblemáticos.

Aunque, evidentemente, tapar aquello no es la solución definitiva. Es un parche necesario ante el problema existente y, especialmente, ante la perspectiva de que puedan pasar algunos años más en ésa situación, ante los contenciosos que se puedan presentar en el tema de la resolución de la polémica adjudicación que hizo el PP, en 2015, a una empresa privada de un nuevo mercado con un macro aparcamiento en el subsuelo.

Han transcurrido casi 6 años de aquella lamentable decisión y nadie puede decir cuánto queda y de qué forma acabará esto. Se ha tardado demasiado, por parte municipal, en tener claro qué hacer. Un tema como este, que protagonizó la campaña electoral de 2015 y al que los partidos que en ella vencieron se habían comprometido a estudiar fórmulas para intentar resolver el problema planteado lo antes posible, resulta que, en 2021, está como está todavía.

En este tiempo, y por parte de colectivos como Salvem el Mercat, se denunció reiteradamente que las cosas, desde el nuevo Ayuntamiento y con el equipo de gobierno PSOE-Compromís-Ilicitanos por Elche, con mayoría absoluta, se podrían haber hecho mejor y más rápido. Todas las cuestiones importantes que podían contribuir a evitar el agresivo proyecto adjudicado tuvieron que ser aportadas por ese colectivo ciudadano, con evidentes dificultades de accesibilidad a documentación oficial a la que se tenía derecho y que, incomprensiblemente, le era cuestionado por los que se suponía luchaban juntos por el mismo objetivo. Demasiada pasividad o resignación injustificada. Que el Estudio de Tráfico que justificaba la propuesta nunca estuvo en el expediente tuvo que denunciarse desde fuera del Ayuntamiento. Igualmente que su ejecución podría suponer un grave problema para el mantenimiento del Misteri como Patrimonio de la Humanidad también. Hasta la insistencia en que se buscara el refugio de la Guerra Civil, que era conocido, hubo que reclamarla públicamente.

Un proceso, en definitiva, sorprendente y muy poco ejemplar. Ahora, aunque tarde y con importantes daños colaterales, hay que insistir en buscar medidas que eviten el daño que a la zona centro de la ciudad le podía ocasionar este proyecto. La tramitación debe seguir su curso con ése objetivo.

Pero no se pueden repetir errores en este tema. Se han anunciado dos actuaciones relacionadas con el futuro de la zona que pueden ser polémicas: un concurso de ideas, hace más de seis meses, para desarrollar la zona donde ahora está el edificio del Mercado Central pero sin concretar, entre otras cuestiones, qué pasa con dicho inmueble y si hay o no que prever una actividad de Mercado, en otras condiciones lógicamente y más cercano a modelos como el de San Miguel de Madrid y similares de éxito y que han servido para revitalizar zonas degradadas. Y, por otra parte, el anuncio de consolidar el mercado provisional en la zona ajardinada que actualmente ocupa, que tanto criticaron y con razón los que ahora gobiernan y que ahora, incomprensiblemente, apoyan, no parece la mejor opción.

Es evidente, por tanto, que hay que ser cuidadosos, y muy transparentes, en todo lo que se prevea actuar en una zona tan delicada como la que supone el actual emplazamiento del Mercado Central, y el entorno histórico en el que se encuentra. Ya se han cometido demasiados errores en el mismo para repetir otros nuevos.