Las humedades, las grietas y la corrosión de los tejados por los excrementos de palomas se extienden en gran parte de los edificios de las 302 viviendas de Porfirio Pascual, un barrio humilde de Carrús, popularmente conocido como «la Rata» que se levantó junto al margen derecho del río en los años sesenta. Allí sus vecinos están cansados de esperar inversiones prometidas año tras año, campaña tras campaña electoral, y de ver cómo en otras zonas de la ciudad, como San Antón o Los Palmerales, las Administraciones públicas rehabilitan inmuebles o construyen nuevos. Claman igualdad de trato.
«Llevamos mucho tiempo pidiendo socorro porque el barrio se va deteriorando cada vez más», asegura Juan Antonio Curiel, portavoz del colectivo vecinal quien apunta a que las viviendas son públicas y reconoce la falta de recursos de sus residentes para poder realizar unas inspecciones técnicas de sus edificios que han sobrepasado el medio siglo y para reparar las deficiencias que se acumulan año tras año. «Hay mucha gente mayor viviendo, otros que están en paro y otros en ERTEs por la pandemia, no hay dinero para esto», lamenta.
Y mientras tanto, los vecinos temen que puedan producirse en el peor de los casos derrumbamientos por el mal estado de sus estructuras. Aseguran que en más de una ocasión se han caído cornisas. «No sentimos abandonados y dejados», confiesa el portavoz de los residentes de este barrio que llevan esperando respuesta por parte del Ayuntamiento desde hace meses tras enviarles fotografías que ilustran el mal estado de los cuarenta bloques de viviendas. Las baldosas rotas, las aceras y los suelos levantados, los socavones y la falta de atención en esta parte del río en comparación con otros puntos de la ciudad, también son motivo de enfado en el barrio.
Un informe elaborado recientemente por Vox advierte que solo cinco edificios han realizado los informes de evaluación de los inmuebles, de los cuales se ha determinado que tres necesitan actuaciones urgentes. En ese estudio, el grupo municipal, que se reunió recientemente con los vecinos, enumera con fotografías los problemas de habitabilidad de las viviendas. A las grietas se suma que las raíces de los árboles están socavando la cimentación y provocando que la lluvia penetre en ella; el hormigón de los pilares está totalmente desecho y carbonatado; entre otros desperfectos.
Vox advierte, asimismo, del riesgo de desplome de un muro de contención de tierras junto a las pistas de petanca. Con todo ello, el grupo municipal reclamará en el pleno de este lunes que el Ayuntamiento realice las inspecciones de los edificios para determinar sus problemas de habitabilidad; piden un estudio técnico y económico de las obras para rehabilitar todos los inmuebles y la urbanización de las zonas en mal estado. También quieren que se cuantifique lo que costaría sustituir los bloques actuales por otros como han realizado en San Antón para dar viviendas sociales a precio de coste a los vecinos y aprovechar para crear zonas verdes.
Fondos europeos
El equipo de gobierno de PSOE y Compromís han prometido para esta zona una «regeneración» con los fondos europeos Edusi, pero sin concretar fechas y sin hacer referencias a la rehabilitación de los edificios. Esta actuación anunciada consistirá en mejorar espacio público situado entre los barrios y la ladera del río, que supondrá la peatonalización de calles, configuración de espacios como plazas públicas y la reordenación de aparcamientos, según explicó el alcalde, Carlos González, en una de sus visitas al barrio.
Una de las acciones prioritarias será la potenciación del uso cultural y recreativo de la plaza Francisco Fernández Ordóñez, un espacio dotado de ágora, abundante vegetación y vistas a la ladera del río. También se comprometieron a realizar un estudio sobre la viabilidad de un aparcamiento en un solar junto a la calle Francisco Tomás y Valiente.
