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«A los niños se les enseña a no coger el caramelo de un extraño pero en la red hay poco control»

La prevención del acoso escolar de forma temprana es esencial para evitar que se repitan patrones. Teresa Martínez coordina un proyecto en 15 colegios de Elche, que ahora llega a quinto de Primaria porque se detecta que a esta edad empieza a desatarse el ciberbullying

Teresa Martínez Peral explicando cómo es el programa de prevención del acoso escolar. | INFORMACIÓN INFORMACIÓN

¿Por qué se ha adelantado a quinto de Primaria el programa?

Al terminar el programa hacemos una evaluación exhaustiva con valoraciones de niños y niñas, docentes y también en la sentada analítica con la concejalía de Educación y la Fundación Juan Perán-Pikolinos (que financian el proyecto). Todo ello, conjugado con la información que gestiona Fundación Anar de numerosas llamadas en líneas de atención, llegamos a la conclusión de que el uso intensivo de los dispositivos electrónicos y redes sociales se está adelantando más. En quinto de Primaria la mayoría tienen acceso y lo usan con mucha agilidad y soltura, y poco control.

¿Qué han reforzado?

Hablamos más de ciberbullying y les enseñamos a configurar su privacidad para vincularse únicamente con los que conocen, para evitar el ‘grooming’ (engaño pederasta) por el que adultos se hacen pasar por niños.

¿Cómo concienciar de los peligros en la red?

Cuando tenemos niños pequeños los padres y educadores les enseñamos a que no se vayan con un extraño por la calle, que no acepten nada, que no cojan caramelos. Vamos y cruzamos el semáforo en verde, pero con los dispositivos aquí se conectan y adquieren una soltura en el uso muy superior a los adultos porque son nativos digitales. Falta mucha información a los propios adultos y a los niños, para que cada vez que les demos un dispositivo les demos formación adecuada para protegerse, un uso responsable y normas de control con un horario.

«Lo que para mí es una broma en las redes para el compañero puede ser un dolor enorme y con el riesgo de viralidad que hay»

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Y la pantalla se convierte en canal de ataque...

Si lo que no haces en persona es insultar tampoco se tiene que hacer en redes sociales y tampoco se deja a nadie fuera en un grupo de whatsapp. Señalamos que el hecho de que no se vean la cara no cambia que las relaciones dejen de ser respetuosas y amables.

¿Se confían en que en la distancia es menos hiriente el acoso?

En redes como Instagram, TikTok y Whatsapp al estar detrás de las pantallas empiezan como bromas, que si pongo un sticker con cara burlona y construyo una foto, con quien incluso puede ser mi amigo, y empiezo a circular por redes sociales con burlas, con el riesgo de viralidad que hay. A veces empieza por bromas y los niños no tienen conciencia de la repercusión. Por eso enfatizamos que lo que para mi es una broma para el compañero puede ser un dolor enorme. Y hay un poco de enfado general, los adultos vivimos una situación muy extraña (por la pandemia) y los niños igual.

¿Tantos estragos está dejando la pandemia?

El impacto psicológico en la adolescencia está siendo muy importante. Han vivido mucho miedo, preocupación, enfermedad, ansiedad. Muchos han dejado de ver a sus abuelos, de ir al cole, relacionarse con sus iguales y en nuestras líneas de ayuda lo estamos viendo.

«La violencia física es muy visible pero la psicológica como los motes, los desprecios y el aislar es más sutil y cuesta identificarlo»

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¿Usan las redes sociales para desfogarse?

Los niños necesitan hacer deporte, descargar energía y llenarse de energía positiva, practicar habilidades sociales. Están en grupos burbuja y eso se va acumulando. Una forma de descargarla es a través de redes sociales porque les resulta mas difícil percibir consecuencias allí, y como son impulsivos sueltan algo por redes y ya no hay vuelta atrás.

¿La crisis sanitaria ha desembocado en otros tipos de abuso?

En un extremo hay niños y niñas que no estaban en hogares protectores y hemos recogido un incremento de violencia física, psicológica, abusos sexuales y violencia de género, mientras que el de acoso escolar se ha reducido porque hay menos contacto. El ciberbullying los que ya eran víctimas lo han seguido pero más limitado a las redes, empieza como una broma y la víctima se puede dar cuenta después.

¿Están los colegios preparados para detectar esta violencia psicológica?

La violencia física es muy visible. Tanto compañeros como educadores toman medidas y es más fácil atajar un acoso escolar a través de la violencia física, pero la psicológica como los motes, los desprecios y el aislar es mucho más sutil, les cuesta mucho más identificarlo como agresión, pero hay mucha más consciencia y mucha más preocupación del sistema educativo para aprender de esto y ponerle remedio.

¿Cuál es la línea que separa el conflicto de un caso de acoso?

Cuando ya se produce de forma sistematizada a lo largo del tiempo con relación de poder que somete a la víctima y le provoca sufrimiento grave se produce acoso. A veces tardan un curso en darse cuenta y en ponerlo de manifiesto, y en ese proceso es muy importante que el equipo docente esté muy preparado.

«Hay que conocer muy bien a los hijos y explorar si de repente tienen malos resultados académicos y no quieren ir al colegio»

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¿Qué papel tienen los padres?

Hay que conocer muy bien a los hijos y observar. Si siempre han mantenido un nivel de resultado, de alegría yendo a clase y de repente empiezan a tener malos resultados académicos, empiezan a no querer ir con sus amigos habituales o manifiestan que les duele la tripa o la cabeza el domingo...están empezando a decir que no quieren ir. Si se repite hay que explorar y hablar con calma sin culpabilizar, y ante la duda hablar con nuestras líneas.

Un fenómeno que ocurre mucho es que el entorno tapa al acosador...

Hay tres partes que componen el conjunto. La víctima como la más clara, el acosador y los observadores, como grupos de niños y niñas alrededor del ejercicio del acoso que sin su consentimiento el acosador no recibiría el refuerzo que necesita para ejercer el poder. Incidimos en el poder de la responsabilidad social del resto del alumnado para desactivar el poder del acosador. Los observadores se callan y el silencio es el peor aliado del acoso porque tienen miedo de ser ellos, de pasar yo a ser la víctima, ahí hay un punto importante de silencio y ocultación que intentamos desactivar dando relevancia a la solidaridad en el aula.

¿Y como actuar con ese menor que ejerce ese poder?

Cuando un niño se comporta así necesita ayuda, hay que empatizar y ver que sus actos tienen consecuencias.

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