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La calle Salvador languidece y el comercio cree que la solución no pasa por derribar fachadas

Los negocios urgen mejoras en vez de demoliciones, como ocurrirá con Almacenes Parreño, para poner en valor algo más que la Corredora - El 20% de locales se alquila por falta de incentivos, dicen los comerciantes

Vecinos paseando por la calle Salvador de Elche, donde hay negocios históricos como una administración de Lotería de finales del siglo 19. | MATÍAS SEGARRA

Comerciantes de la emblemática calle El Salvador de Elche sienten que desde hace años la zona languidece y que la solución para reactivarla no está en derribar fachadas históricas, después del anuncio municipal de la demolición de los antiguos Almacenes Parreño. Una decisión que ya creó cierta división en el bipartito porque Compromís propuso que se protegiese la fachada, votando en contra de la licencia de derribo. La valoración del alcalde, Carlos González, (PSOE) era bien diferente, ya que aseguraba que a nivel legal no podían negar la licencia ni tampoco comprar un edificio si no hay una idea clara de qué hacer con él. A este respecto, los comerciantes sienten que el paso del tiempo ha lastrado a la que fue una de las primeras arterias comerciales de la ciudad y a la vista está: uno de cada cinco negocios en la zona se traspasa o se vende.

Una gran parte de locales vacíos se encuentra en el acceso a la calle desde Troneta, por lo que el atractivo se reduce desde la entrada. «A la calle le falta de todo, porque tuvo un momento en el que los negocios daban vida de punta a punta», señala Magdalena Campello Chorro, propietaria de la administración de Lotería de la calle Salvador, la más antigua de la ciudad inaugurada en 1897 y que ya va por la tercera generación.

Esta ilicitana ha visto la transformación de la arteria y cómo ha ido apagándose, teniendo en cuenta que una gran parte de su tesoro comercial histórico sólo queda en el recuerdo o recogido en museos como el de Pusol, donde hay piezas de la extinta droguería Pérez Seguí, calzados Latour o la mercería Rico. Campello insiste, por tanto, en que el Ayuntamiento debería proteger las fachadas más históricas para que no se pierda el vínculo con los orígenes.

Ángeles García y Manuela Boix regentan una tienda de ropa infantil que tiene más de 30 años de andadura. Relatan que «ha cambiado muchísimo la zona y se ha perdido una gran cantidad de comercio y de acudir gente». Perciben que el entorno está debilitado y lamenta que no se esté aprovechando la historia del vial para devolver el atractivo.

Insiste en que debería protegerse el entorno para devolver el brillo de su época dorada. Espera que ese paso pueda ser un gran aliciente para reactivar el área. «Ayudaría mucho al centro mover la protección, y en el caso de Parreño me gustaría que se mantuviese porque ese tipo de fachadas no las hay».

Al hilo, deduce que el cierre de varias firmas de ropa en los últimos tiempos ha influido en que haya menos visitantes. Ahora la actividad comercial en la calle Salvador está muy diversificada y de los 25 establecimientos en activo no hay más de tres que pertenezcan al mismo gremio.

Alfredo Sánchez Tormo muestra con orgullo documentos de 1928 de su tienda de muebles en la calle Salvador. Siente la responsabilidad de continuar lo que empezó su abuelo, aunque reconoce que el negocio ya no va como iba porque la crisis del ladrillo y la del coronavirus les ha trastocado.

Para él, sin embargo, una manera de dar más vida a la zona sería construir edificios nuevos sobre las edificaciones sin habitar y abandonadas porque dan mala imagen «y son un nido de ratas», ataja. Cree, igualmente, que la administración tampoco está ayudando para que los propietarios puedan reformar las fachadas.

Gema Tarí regentaba junto a su marido una panadería conocida en la zona que cerró durante la pandemia. Ahora es empleada en una tienda de productos para estilistas en la misma calle. Entiende que los comerciantes deberían unirse más para intentar mejorar la zona y apunta, igualmente, que necesitan más visibilidad y que la administración pueda atraer a más clientes con iniciativas en la vía pública para dinamizar, «porque el centro no es sólo la Corredora», sentencia.

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