Una clase diferente. Los institutos se están reinventando para enseñar sin que la teoría sea la protagonista. Ejemplo de ello es que es posible aprender matemáticas o biología construyendo un hotel de insectos, una iniciativa que está triunfando.
Hoteles de insectos para mantener a raya las plagas. Es la iniciativa en la que ha trabajado el instituto Pedro Ibarra de Elche para alojar a polinizadores y depredadores beneficiosos para los huertos ecológicos y otros espacios naturales para controlar de manera natural los organismos que destruyen plantas y cultivos sin tener que recurrir a plaguicidas.
El Hort de Felip y la Universidad Miguel Hernández son los espacios donde alumnos de este instituto han donado 16 refugios de madera hechos con sus propias manos para que por ejemplo abejas solitarias, mariquitas, crisopas y avispas tengan un lugar donde puedan cobijarse o reproducirse. En su interior hay maderas, piñas y otros elementos naturales para facilitarles su estancia temporal.
La crisopa se alimenta de otros insectos como pulgones y cochinillas y también las mariquitas son aliadas perfectas para combatir este tipo de plagas. Los polinizadores como las abejas y moscas de las flores son claves para ayudar a que las plantas en flor produzcan cualquier tipo de semilla y de frutas.
El proyecto lo han llevado a cabo todos los profesores de ámbito científico del «Pedro Ibarra», dirigido por Ángela Crespo, Irene Barceló y Rubén Caballero. De esta manera, alumnos de primero de Secundaria han aparcado durante unos días los libros de matemáticas y biología para adentrarse en una entrañable actividad que está ganando muchos adeptos entre niños y adolescentes.
Según Ángela Crespo, esto es una manera de desarrollar proyectos diferentes con los alumnos que adquieran competencias claves, realizando algo práctico y que puedan ofrecer a la comunidad. «Pueden aplicarlo en su vida y les aporta competencias, alejado del método tradicional de enseñanza y enfocado a formar personas y no se quede todo en teoría», señala.
En el caso de este instituto, los chavales montaron las construcciones, las pintaron y después las expusieron en el centro educativo. También realizaron charlas para exponer en todas las clases el objetivo del proyecto.
Esta semana la iniciativa ha acabado con la entrega de los hoteles al Hort de Felip, el primer huerto ecológico abierto en pleno Palmeral histórico. Asimismo, el Parque Natural El Hondo también mostró interés por este «invento».
La actividad ha servido a los alumnos para conocer, entre otras cosas, la función que realizan los insectos polinizadores y su importancia para la vida; desarrollar destrezas en el trabajo experimental y científico. Manejar correctamente las herramientas adecuadas en el diseño del hotel de insectos y para trabajar en equipo.
Y así, con esta forma diferente de aprender los estudiantes también han podido trabajar la geometría de los insectos en una clase de matemáticas especial. Al mismo tiempo, han aprovechado para estudiar los animales invertebrados de la Comunidad Valenciana y del Mediterráneo sus funciones y el papel que juegan en la polinización y el mantenimiento de la estructura del suelo, entre otros muchos contenidos.
Además, por la donación de estos refugios los alumnos han recibido algo a cambio. La Universidad organizó actividades con los chavales y el Hort de Felip, gestionado por la asociación de vecinos de El Raval, va a organizar una gymkana sobre insectos y plantas.
La clave
Los hoteles de insectos sirven para dar cobijo a la crisopa, que se alimenta de otros insectos como pulgones y cochinillas y también las mariquitas que son aliadas perfectas para combatir este tipo de plagas. También son refugios de abejas y avispas solitarias.
