Resulta que me han anulado la cita para la segunda dosis de vaxzevria (antes AZ) a falta de solo unos días para la ansiada entrada en el selecto grupo de Los Inmunizados. Vaya, con las ganas que tenía de poseer ya mi pasaporte de vacunación de la UE y poder moverme libremente por todo el territorio nacional (Madrid incluido) y parte del extranjero (al menos el europeo). No pensaba marcharme a ningún sitio en especial, pero de saber que no voy a tener todavía el salvoconducto covid me ha vuelto la ansiedad de aquellos días cuando solo podíamos viajar a la tienda y al balcón (y en mi caso, también a pasear al perro, que era como ir al extranjero).

Es lógico que los agraviados integrantes de mi grupo de edad estemos, cuanto menos, mosqueados y sumidos en el desconcierto por este desaire de la consellera Ana Barceló, cuando no habíamos protestado ni puesto reparo alguno, convencidos como estábamos de que no concitaríamos dudas sanitario-administrativas y que nos caería la segunda dosis como bacora madura. Ilusos e ilusas. Encima, el cabreo sube de intensidad al enterarnos de que la Conselleria de Sanitat Universal, en una ecuménica aplicación de su denominación, ha vacunado ya a más de 100.000 turistas/visitantes venidos de otras comunidades, dosis que ha restado de la asignación a la población autóctona. No ha trascendido si esta operación forma parte de un nuevo paquete turístico, tipo forfait, para promocionar la Comunitat, que incluye hotel, pensión completa y visita turística guiada o vacuna, a elegir. En fin, seguiré atento a los sms y con la tarjeta SIP en la mano, por si recapacita la consellera y tengo que salir pitando a IFA.

La cancelación de la cita vacunal me llegó a traición mientras seguía absorto y cogitabundo el debate del estado de la ciudad de Elche, sus barrios, pedanías y adyacentes, que reaparecía en el centro de congresos tras un año de pesarosa ausencia. Todo transcurría por los derroteros habituales cuando al finalizar la primera de las dos jornadas, el alcalde protagonizó el clásico desliz mandahuevos del micro inadvertidamente abierto. En ese momento, González le comentó distendidamente a la edil de Educación, María José Martínez, que la primera parte, en la que habían intervenido los representantes sindicales, empresariales, vecinales, de los consejos municipales y de las pedanías y hasta ciudadanos particulares enclavados en el «escaño 28» (el pueblo, en suma) había sido «un tostón». Añadió, por si el concepto de tostón no le quedaba suficientemente claro a la novel concejala, que también había sido «un tocho». La segunda parte, la del día siguiente con los grupos de la corporación, «tiene más vivacidad», remachó, para que su compañera de mesa se preparara para lo realmente fetén. Vamos, como en los antiguos programas doble del cine Ideal, la primera era la película de relleno y la segunda, el estreno.

Al PP le faltó tiempo para difundir el lapsus del alcalde por los enredados sociales habituales, como demostración palmaria de que el bipartito está amortizado y que desprecia a la ciudadanía tanto o más que a la oposición. González trató de enmendar el resbalón argumentando que con lo de tostón se refería a su propia y prolija intervención (no le faltaba razón, y eso que todavía quedaba el tocho que endilgó el segundo día), pero no coló.

La realidad, sin embargo, refutó el vaticinio del alcalde a su compañera socialista, porque como muchas veces sucedía en los programas dobles, la película de relleno resultó ser más interesante que el estreno. Así, mientras la parte de la representación social desgranaba su habitual retahíla de proyectos, actuaciones y promesas pendientes o incumplidas por parte del equipo de gobierno, y ponía sobre la mesa los problemas reales de la ciudadanía, la segunda parte, la del estreno, protagonizada íntegramente por la corporación, sí que resultó un tostón, y de los gordos. Bipartito y oposición protagonizaron una película predecible, sin atractivo ni innovación argumental, en la que personajes y diálogos sonaban a «remakes» de escenas vistas ya muchas veces (en los plenos, sin ir más lejos). Ni para película de relleno.

Pablo Ruz, lanzado ya como un bólido (pero de bajo consumo, como los de la UMH) a la preprepreprecampaña que le llevará a la Alcaldía y más allá en dos años, ni siquiera preparó para la ocasión nuevos adjetivos descalificativos dirigidos al bipartito (hay que mejorar el repertorio de sinónimos). El alcalde sí que se sacó de la manga un flamante epíteto dirigido al líder popular. Si hace poco este llamaba cobarde político a la primera autoridad local, González se desquitó en el debate y tachó al jefe de la oposición de genuflexo (apelativo que el receptor probablemente se tomó como un elogio), en alusión a la forma en que consiguió su plaza de profesor en un colegio religioso. En otro momento álgido, después de que Ruz le echara a la cara al jefe municipal los más de 600 supuestos pagos indebidamente fraccionados por su gobierno, que los populares han puesto en manos de fiscalía, el alcalde contraatacó con la misma munición lanzando sospechas sobre medio millar de abonos a una misma empresa durante la etapa del actual líder del PP como responsable de Cultura, en la etapa de Mercedes Alonso. Ese fue el nivel.

Pero que no cunda el pánico. El alcalde dejó bien claro (pese a faltarle algo de tiempo) que el bipartito tiene una hoja de ruta cuajada de proyectos para dar y vender, que nos harán salir de esta más resilientes, reactivos, proactivos e interactivos, y que la elástica solidez del gobierno local está garantizada por el principio de Saint-Venant.

Y hablando de equivalencias entre rigidez y elasticidad, el informe elaborado por la UMH sobre el palacio de congresos sí que es un buen tocho, con sus 152 páginas. Pese a sus carencias (en materia de legislación y ordenación urbana, sobre todo), es un trabajo muy interesante y de lectura recomendable. Conocidas las ubicaciones que pone sobre la mesa el documento, como en esas novelas en las que se desvela el nombre del asesino en el primer capítulo, el reto es adentrarse en sus páginas para descubrir las circunstancias y los hechos que desembocaron en el óbito. Confiemos en que no se produzca en este caso la defunción del proyecto, y mucho menos por asesinato. Y mucho menos ahora que el alcalde dice haber visto la luz tras su lectura y estar abierto a estudiar otras opciones distintas al solar de Jayton, a tratar el asunto de nuevo en el consejo económico y social, y a verse con el padre putativo del asunto, el presidente de la Diputación e inminente presidente del PPCV, Carlos Mazón. ¡Aleluya!

Lo cual no quiere decir que finalmente no se salga con la suya y utilice al susodicho estudio para reafirmarse en que, ahora mismo, la única opción viable, que no requiere entrar en farragosas modificaciones de ordenamientos ni afecciones varias, no es ni la 1) el Parque Municipal; ni la 2), la ampliación del actual centro de congresos; ni la 3), las fábricas de Ferrández; ni la 4), la zona de Portes Encarnaes... sino la 5), voilà: el solar de Jayton en Carrús Este. Quod erat demonstrandum. O puede que no, que realmente busque alternativas, ahora que Alicante parece que va en serio (está por ver, claro) con su palacio frente al mar con apoyo de la Generalitat, y eso puede hacer variar sustancialmente la situación. Al loro, que es de goma.

Lo dejo aquí, que me acaba de entrar un sms; voy a ver, por si fuera de la consellera Barceló...

«–No digo que no seas

bueno en lo que haces;

lo que digo es que lo que haces no sirve para nada».

Sheldon a Howard en la serie de televisión «Big Bang».