Aparece en escena un padre y su hija, que se encuentra dibujando un arcoiris en el salón. De repente el telediario anuncia que el país entra en estado de alarma. A partir de entonces el mundo se paraliza. Así arranca el documental Covid19, la historia de nuestros héroes que presentó ayer el Hospital del Vinalopó ante un Gran Teatro conmocionado por lo que ha supuesto esta pandemia de coronavirus para la población.
La producción se enmarca en el undécimo aniversario del hospital ilicitano para dar las gracias a todo el personal que ha estado en primera línea durante los meses más duros que nunca antes habían pasado. Este documental está dirigido por Miguel Vizcaíno y producido por el grupo Ribera Salud. A lo largo de los 45 minutos de duración aparece el testimonio de más de cincuenta profesionales de los hospitales del grupo como el de Torrevieja, Vinalopó o Torrejón de Ardoz. Los pacientes también tienen protagonismo y algunos narran su estancia como críticos en la UCI, donde resistieron a la enfermedad.
En este trabajo se muestran imágenes inéditas rodadas en la primera ola de la pandemia donde además de a los sanitarios y pacientes también se hace un homenaje a la sociedad en general que ha colaboró durante la crisis sanitaria prestando medios.
Una voz en «off» relata la evolución de la pandemia desde sus momentos más oscuros hasta prácticamente la actualidad. «Imagina que un día no pudiéramos salir de casa, reunirnos en familia o con amigos, protegernos de algo desconocido, que estuviéramos en peligro, especialmente nuestros mayores, y que todos, también los que luchamos por salvar vidas sintiéramos miedo, mucho miedo», se desprende del inicio del trabajo.
El gerente del departamento de Salud, Rafael Carrasco, señalaba en el documental que «se deja constancia de sus historias de superación, compañerismo, vocación, coraje y orgullo de pertenencia, de la pena que sintieron cuando un paciente no superaba la enfermedad y la alegría de las muchas recuperaciones que vivieron». De igual forma, apunta el documental que han podido mantener una de las tasas más bajas de personal contagiado.
Entre una de las escenas más emotivas se encuentra la de una mujer de avanzada edad en la UCI levantando las manos para intentar acariciar a su familia a través de la pantalla del móvil, que una enfermera le sostiene. O el caso de madre e hija que compartieron habitación en planta para recuperarse de la enfermedad, entre algunos de los casos expuestos.
«Intentas acompañarlos en esta etapa dura y darles toda la información. Realizamos video llamadas con sus familiares e incluso con mascotas y los niños pintaban mandalas» explica una profesional sanitaria. Otra señala con lágrimas que han intentado «ocupar el lugar de la familia» para procurar una estabilidad emocional para pacientes que han estado días y hasta semanas rodeados de máquinas sin apenas moverse y sin poder estar cerca de los suyos.
Otra profesional relata que trabajar con la pandemia fue como perder su piel de neuróloga para volver a su época de residente. «Me sentí pequeña e indefensa». Una matrona narra, al hilo, que tenía que echar una mano y volvió a ejercer de enfermera tras muchos años, «pero era cuestión de actitud, porque tengo dos manos y conocimientos y me tenía que reciclar», cuenta.
El documental muestra una realidad de puertas para adentro de un hospital, con salas de espera vacías al principio e incertidumbre ante lo desconocido. También hacen balance de cómo ha sido la atención domiciliaria y lo que ha supuesto la crisis sanitaria en el ámbito hospitalario como la tele medicina.
