Fue como una cascada de sentimientos, dolor, rabia, amargura e impotencia. Familiares de las alrededor de cien personas mayores que viven en la residencia pública Altabix, gestionada por una empresa privada, acudieron ayer a la concentración convocada por la plataforma de la Comunidad Valenciana para protestar por primera vez y cuando la gota que ha colmado el vaso, la promesa de tener reparado para este verano la climatización de las zonas comunes, no se ha cumplido. Los más de veinte fallecidos durante la pandemia (que se produjeron con un inexplicable periodo desde que se conocieron los positivos hasta que se tomaron las deficientes medidas de aislamiento, lo que dejó un saldo de más de un centenar de contagiados, incluidos buena parte del personal), las condiciones higiénicas y de atenciones de estas personas, muchas de ellas incapaces de valerse por sí mismas, y de los trabajadores que han respondido en lo peor de la crisis sanitaria generada por el covid, se mezclaron en este acto como sentimientos encontrados ante las 150 personas que acudieron a la Plaça de Baix y que tuvieron como punto en común señalar a la consellera de Igualdad y Políticas Sociales, Mónica Oltra, como gran culpable de la situación que padece esta y otras residencias de la comunidad.
Buena parte de los concejales del Ayuntamiento de Elche, de uno y otro color, con la única excepción de los dos de Compromís, Esther Díez y Felip Sànchez, estaban allí escuchando a la portavoz de las familias, Ester Pascual, muchas veces sin tener que utilizar las cuartillas que portaba de las ocasiones que ha tenido que repetir las mismas palabras para quejarse amargamente de las deficiencias de una instalación que el pasado año el Síndic de Greuges, en una resolución, resolvió que la Administración valenciana debía rescatarla habida cuenta, entendía, de que la empresa que la gestionaba era capaz de hacerlo en la condiciones que necesitan estas personas.
Algunos de los asistentes portaban carteles donde se leía las deficientes condiciones que padecen los residentes, el hecho de que aún no hayan podido normalizarse las visitas de sus familiares y entrar estos a ver cómo viven y en qué condiciones. Muchas de las cosas que ayer se contaron, que en realidad fueron denuncias, las han conocido gracias a algunos usuarios que, con plena capacidad, han explicado cómo son los servicios que reciben. Las familias, en diversas ocasiones, también han contado con la complicidad de las propias trabajadoras, que fueron advertidas hace meses por la empresa de que debían de abstenerse de facilitar cualquier tipo de información que afectara a la imagen de la empresa.
La concentración, que incluyó minutos de silencio por los fallecidos y aplausos por los trabajadores espera servir de algo si el verano acaba y en las zonas comunes de «Altabix» hay climatización.
