Hace poco más de un año, exactamente a principios de agosto de 2020, en plena pandemia, comenzaron las obras de peatonalización de la Plaza de Baix y de la Corredora. Una actuación que finalizó como estaba previsto a mediados del mes de noviembre y que ha supuesto un cambio rotundo y muy positivo en la fisonomía, la imagen y la dinámica urbana del Centro Histórico y Comercial.
La laboriosa tarea de peatonalización realizada ha generado un espacio uniforme y sin desniveles, conformado por 600.000 adoquines de mármol, que ha otorgado a la Plaça de Baix su auténtico rol de plaza mayor de la ciudad, siempre desfigurado por la circulación y estacionamiento de vehículos.
Ahora se ha convertido en un espacio con una relevancia urbana indiscutible, con una estética serena y elegante; que entronca con nuestras raíces íberas puestas de manifiesto en las cerámicas de La Alcudia, que realza el porte sobrio e institucional de la Torre del Consell -antigua puerta Sur de la ciudad amurallada-, generando un espacio público monumental y de aspecto noble, en plena armonía y consonancia con su carácter histórico y con la que debe ser su funcionalidad.
Por su parte, la Corredora, uno de los ejes con mayor simbolismo de la ciudad, hoy resurge con inusitada fortaleza erigiéndose en el eje urbano, comercial y social por excelencia del municipio tras haber afrontado una década de un suave pero constante declive, provocado por la crisis del comercio minorista, la caída del consumo, la explosión del comercio electrónico y acentuado por el éxodo de las grandes cadenas de moda a otras áreas comerciales.
Más de una treintena de nuevas actividades están ya funcionando o abrirán en pocos días
Dicho de otro modo, la Corredora, aquejada hasta hace unos meses por el mal de los «locales cerrados» y la abundancia de los carteles «Se alquila», ha recobrado la vida y se ha convertido en un eje peatonal imprescindible, por donde en lugar de coches, ruido y humo transitan ahora cómodamente ciudadanos de todas las edades a cualquier hora del día, como consecuencia de la transformación urbana impulsada.
En este momento, la revitalización comercial provocada por la peatonalización de la Plaça de Baix y la Corredora se extiende no sólo por este vital eje sino que se irradia con fuerza por todo el Centro Histórico y Comercial. La prueba palpable de ello es que en este momento son más de una treintena las nuevas actividades de todo tipo que, o bien están ya en funcionamiento o están realizando las correspondientes obras de reforma para la inminente apertura de los nuevos establecimientos.
Dándose la positiva circunstancia de que incluso cadenas nacionales de restauración en plena expansión en Madrid y Barcelona posan sus ojos y también sus recursos en el nuevo espacio peatonal. O que incluso los planes de crecimiento de la propia Universidad CEU Cardenal Herrera contemplan la implantación de una nueva Facultad en el corazón del Centro Histórico en el emblemático edificio de la sala Capitolio, antes ocupado por Zara, marca señera del todopoderoso Grupo Inditex. Lo que, llevado a cifras, representa una inversión inducida en las nuevas aperturas, en obras y equipamientos de entre 12 y 15 millones de euros, junto con un considerable número de puestos de trabajo.
Desde el punto de vista urbano, la actuación ha supuesto la fusión del espacio ya peatonalizado hacia el Norte (Traspalacio) y hacia el Sur (calle Ángel) del céntrico eje. Creando una gran área peatonal continua de casi 200.000 m2 predominantemente al servicio del ciudadano y de la actividad comercial.
Del mismo modo, la peatonalización propiamente dicha ha tenido un efecto directo en la calidad del aire, reduciendo en más de una tonelada diaria las emisiones contaminantes de CO2 derivadas de la supresión de la circulación de aproximadamente 7.000 vehículos diarios. Un paso más que apuntala nuestra candidatura a la Capitalidad Verde Europea 2030.
A la par, se ha experimentado una indudable y significativa revalorización de los inmuebles como consecuencia del recobrado dinamismo urbano y comercial, lo que más allá de los efectos sobre la propiedad o sobre el precio de los alquileres, en términos de políticas públicas, significa frenar en seco el recurrente y arduo problema urbano de la degradación de los centros históricos que han padecido y todavía padecen tantas grandes ciudades españolas y europeas.
La ciudad ha ganado un espacio embellecido, moderno y cómodo al servicio de las personas
En conclusión, pocos meses después de finalizar la peatonalización la actuación está teniendo un incuestionable «efecto tractor» sobre el Centro Histórico y Comercial generando renovación de establecimientos, inversión privada en nuevas aperturas, implantación de actividades innovadoras y rehabilitación de inmuebles. En definitiva, un intenso proceso de modernización y renovación del tejido económico y comercial de la zona. Un auténtico resurgir social, económico y urbano que deja atrás el aparentemente irremediable declive.
Sin embargo, considero que el principal efecto que ha provocado la peatonalización de la Corredora y de la Plaza de Baix ha sido potenciar su centralidad, volver a convertir el Centro en una referencia para los ilicitanos, para los visitantes de municipios de nuestra área de influencia y para el creciente turismo nacional e internacional que llega a nuestra ciudad, transformándolo en un espacio embellecido, moderno, cómodo, accesible y saludable, al servicio de las personas y sus necesidades.
En definitiva, tras años de debates, de escuchar una y otra vez que «no es el momento», «será la muerte del Centro» y, porque no decirlo, contando con la furibunda oposición de quienes siempre están en contra de todo lo que huela a progreso y modernidad, la peatonalización de la Corredora y la Plaça de Baix ha supuesto una profunda transformación urbana cuyo principal efecto ha sido devolverle la vida al Centro y convertirlo en un lugar para pasear y para convivir, al tiempo que, en un auténtico motor comercial para la ciudad. El «efecto Corredora».
