Como es tradicional en todas las instituciones, el bipartito de Elx ha anunciado sus objetivos para el nuevo curso político que ahora empieza.
A la hora de citar los que prometen resolver es frecuente la repetición de un año a otro. Varios de los ahora anunciados acumulan trienios, quinquenios y hasta decenios en algunos casos. Son todo un clásico para prometer. A la cabeza de ellos, y sin ser el más importante, está el de la Dama que, de tanto prometer su inminente vuelta debe estar de vuelta y media, harta de tanto trasiego virtual y sin haberse movido del sitio en tantos años. Para quedarse de piedra si no fuera porque ya lo es.
Es un ejemplo emblemático de una política basada más en la apariencia que en la eficacia. La cantidad de temas importantes pendientes aumenta de año en año. Las indecisiones y temores atenazan al equipo de gobierno en exceso. La Corredora ha sido un ejemplo y no es el único donde se padecen esas situaciones.
En todo caso llama la atención que desaparezcan asuntos de gran trascendencia que, hasta ahora, se venían prometiendo por ser necesarios y que, de pronto parece que dejan de serlo. El ejemplo del PGOU podría ser uno de ellos. Prácticamente todos los alcaldes han prometido su revisión. Y han pasado varios, del PSOE y del PP, y sigue vigente el Plan General que el Ayuntamiento aprobó en 1997 y la Generalitat en 1998. Se oyen muchos discursos de que hay que actualizarlo y adaptarlo a las nuevas normativas y ningún equipo de gobierno ha querido o se ha atrevido a hacerlo. En enero de este año terminó el plazo de la consulta previa preceptiva que se anunció y no se ha vuelto a tener noticias de ello, ni contestar aportaciones ni anuncios sobre nuevas gestiones. Si el actual equipo de gobierno ha renunciado, por lo que sea, a intentarlo debería decirlo públicamente para que Elx lo supiera.
Tampoco se han comprometido a conseguir que la promesa que hizo Ximo Puig de compensar a Elx, en 43 millones de euros, por la cesión de terrenos para la Universidad se materialice de una vez. Prometerlo estuvo muy bien, pero no cumplirlo parece una tomadura de pelo. Y ni siquiera saben qué hacer con el antiguo edificio de Correos, en el que han prometido de todo y muy variado cada seis meses.
Es preocupante la lentitud con la que se anuncian algunas soluciones, desde Valencia, a problemas importantes en Elx: La lista podría ser interminable, pero algunos ejemplos pueden citarse: el arreglo de la fachada del Instituto de Torrellano; las carencias sanitarias y sociales en pedanías; los problemas de la Residencia de Ancianos de Altabix; la incomprensible tardanza en aprobar la nueva Ley del Palmeral; la aún más incomprensible en acometer la urgente y prometida rehabilitación del Hort del Gat; el inicio de las obras de algo tan urgente como el segundo Centro de Salud de Altabix, etc. etc. Son problemas que urge resolver. Parece que desde Valencia no lo ven así o no se les hace ver que son urgentes para nosotros. Igual pasa con respecto a Madrid. Gobierne el PSOE o lo haga el PP, lo que más recibimos son promesas. De ésas hay para parar un tren. Y eso que, de trenes, mejor no hablar. Lo de las cercanías está en la lejanía de solucionarse, como siempre.
Y, mientras tanto, las elecciones municipales están más cerca cada vez. Probablemente no bastará con repetir que casi todo lo tenemos cerca, que nos lo han vuelto a prometer y que ahora sí va en serio. En 2023, aparte de repetidos anuncios, habrá que tener concretadas muchas cosas que siguen haciendo falta y tiempo para ello va quedando poco. Hay que moverse y reivindicar más en serio lo que nos hace falta y conseguirlo. Continuar con tanta promesa puede ser bonito, pero no es bueno y supone arriesgar con un cambio a peor en el Ayuntamiento. La responsabilidad está en el equipo de gobierno que tiene mucho por mejorar y debería hacerlo.
